Javier Olaizola llegó al banquillo del Real Mallorca con el objetivo prioritario de trabajar en el aspecto psicológico de un grupo al que encontró hundido por culpa de los malos resultados y una situación clasificatoria más que comprometida. Sin embargo, el 'efecto Olaizola' quedó desactivado después de los dos primeros partidos del técnico vasco, saldados con derrota. Y con el paso de las jornadas al equipo se le negaron las victorias necesarias para salir del bache y fue hundiéndose cada vez más en la clasificación. Había llegado el momento de cambiar algo, también a nivel táctico.
El preparador mallorquinista ha echado mano de su repertorio, pero ninguna de las posibles soluciones que ha ideado para salir del apuro han funcionado. La última, un cambio de sistema que ha tenido una vigencia de solo dos jornadas.
La línea de cinco defensas atrás -tres centrales y dos laterales de largo recorrido- tuvo un digno estreno en la visita al UCAM Murcia, equipo que solo pudo acercarse a la portería de Cabrero gracias a un penalti mal señalado por el colegiado.
El experimento había funcionado. Al menos había servido para tapar agujeros atrás, y Olaizola decidió repetir para recibir al Lugo. El preparador no quería sorpresas pese a la ausencia de Joselu, 'pichichi' de la categoría, en las filas gallegas. Pero esta vez el equipo fue superado durante gran parte del partido por el centro del campo de los visitantes. "Ha sido un partido horrible", acabó reconociendo el propio Olaizola en rueda de prensa al término del encuentro.
Es dudoso que el donostiarra repita en la visita del sábado al Huesca el mismo planteamiento. El 4-4-2 con el que empezó su aventura en el banquillo bermellón no dio frutos en forma de resultados, aunque sí mejoró mucho la imagen del equipo con respecto a la etapa de Fernando Vázquez, más partidario de jugar con un trivote en el centro del campo.
A medida que caían las jornadas y los marcadores negativos, Olaizola también ha ordenado un carrusel de cambios de futbolistas.
Empezó confiando en Dalmau, pero el joven delantero desapareció de las alineaciones después de ser titular en el debut del técnico en Almería. También Lekic tuvo su momento. El gol que le marcó al Mirandés y que allanó el camino de la victoria para el Mallorca dio crédito al serbio, presente en las alineaciones las semanas siguientes.
Sin embargo, Olaizola acabó apostando por una dupla atacante formada por Lago y Brandon, que ha tenido continuidad hasta la fecha.
Tampoco la portería se ha salvado de las probaturas del donostiarra. A su llegada Santamaría estaba lesionado, pero cuando se recuperó mantuvo a Cabrero bajo los palos hasta el día de hoy, arrebatando al navarro una titularidad que conservaba desde el inicio del campeonato.
También ha habido idas y venidas en el centro del campo. Cuando Álex Vallejo se recuperó completamente de su lesión no tardó en estrenar titularidad. Sin embargo, la alegría del vitoriano duró poco; lo que tardó el Mallorca en fichar a un Sasa que se ha hecho fuerte en el centro del campo.
Un ejemplo similar ha sido el de James, devuelto al filial después de ser titular cuatro partidos con el primer equipo. O Juanjo Nieto, que el sábado reapareció por sorpresa en el once después de varias semanas en el Mallorca B. El canterano arrebató por sorpresa la titularidad a Company, que esperaba aprovechar la lesión de Campabadal para entrar en el once.
En el lateral zurdo, Olaizola empezó eligiendo a Saúl para acabar dando la titularidad a Angeliño. "Me siento impotente", reconoció el sábado un Olaizola que ha probado casi de todo con el mismo resultado. El Mallorca se hunde un poco más cada jornada, incapaz de salir de un descenso que está al rojo vivo.
