Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Minuto 91

El árbitro y mucha racanería

Dzjelar controla el balón, ayer en La Condomina. laliga.es

Cada vez es más extendida en el fútbol la manida frase de que lo importante es la victoria, por encima de jugar mejor o peor. Pues no. Normalmente, en el fútbol y en cualquier otro deporte, gana el que juega mejor. Y si, como ayer en Murcia, los dos equipos son una calamidad, pues lo más lógico es que el resultado final sea de empate. Como así fue. Es verdad que con ayuda arbitral, que se inventó un penalti de Company por un supuesto agarrón a Natalio que solo vio el colegiado. Faltaban diez minutos para el final. Pero antes ocurrieron muchas cosas, casi todas malas para el Mallorca.

La principal de todas, la racanería en el juego. La salida del equipo ya no fue la correcta. En un duelo en el que te jugabas tantas cosas, la ambición brilló por su ausencia. Se logró lo más difícil, el gol, y, como la semana anterior ante el Tenerife, el equipo se dio por conformado con la mínima ventaja. La suerte que tuvo ayer el Mallorca es que delante estaba el UCAM, y no el equipo de Martí. Ante un rival tan pobre, al que se ha sido incapaz de ganar tanto en Palma como en Murcia, el equipo se echó atrás. Jugó con fuego y se acabó quemando.

Y quizá lo peor de todo, la reacción de Olaizola al final del partido. "Estamos en línea ascendente", dijo el vasco, una afirmación preocupante porque revela que se tapa los ojos para no ver el enorme problema que tiene delante. El equipo no jugó ayer a nada, apenas inquietó la portería rival y, con mínima ventaja, el equipo está siempre expuesto a un error, ya sea propio, como ante el Tenerife, o ajeno, como ayer en La Condomina. El tiempo se acaba y la reacción no llega. Hay motivos de sobra para estar preocupados.

Luis Enrique ha decidido poner punto y final al término de la temporada a su trayectoria en el BarcelonaLuis Enriqueha decidido poner punto y final al término de la temporada a su trayectoria en el Barcelona. Aduce cansacio, como ya hiciera Guardiola anteriormente. Está en su derecho. Pero, desde fuera, se hace difícil de entender, no solo por la mucha pasta que se meten en el bolsillo cada año, sino porque pocos retos debe haber más apasionantes para un entrenador que dirigir a un equipo como el Barcelona, plagado de estrellas. Su balance en el banquillo del Camp Nou es sobresaliente; otra cosa es su comportamiento, su trato denigrante a la prensa y su nulo don de gentes.

La Federació de Básquet de les Illes Baleares ha celebrado su asamblea anual en la que debía rendir cuentas de la gestión del anterior presidente Jaume Estarellas. Por lo visto, y en contra de lo que la Federació presidida por Juanjo Talens pregonó en los días previos, y que este diario se hizo eco, la auditoría ha encontrado poca cosa, si por ello se entiende movimientos contables para simular pagos a la Fundació para rebajar los beneficios. La alarma la encendió la propia Federació, no este medio de comunicación. Los clubes han decidido no emprender acciones legales contra la anterior junta. Prefieren mirar hacia otro lado. Craso error.

Nadal perdió ayer su segunda final del año, en Acapulco. Aunque su derrota no deja de sorprender, porque había ganado a Querrey las cuatro veces que se habían enfrentado, la mejor noticia es que el mallorquín vuelve a competir en igualdad de condiciones con el resto. Su mayor victoria, no se cansa de repetir, es jugar sin lesiones. Y, de momento, lo está consiguiendo. Para ello, y a diferencia de otras veces, está sabiendo dosificar su calendario. Empieza el próximo jueves Indian Wells, al que seguirá Miami, la antesala del inicio de la temporada de tierra, que se presenta más apasionante que nunca.

Compartir el artículo

stats