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El tiempo se acaba

A cada jornada que pasa parece el mismo artículo. Pero no lo es. Al menos este. El encuentro que este mediodía disputa el Mallorca en Murcia no es uno más. Y no lo es por varios motivos. El primero, que el UCAM es un rival directo por la permanencia; el segundo, que cada vez queda menos para salir del pozo en el que el equipo se halla inmerso; y tercero, que los hombres de Olaizola necesitan una victoria para enterrar definitivamente el desastre de hace siete días ante el Tenerife.

La derrota ante el equipo de Martí no fue una más. No fue el típico partido en el que la pérdida de los tres puntos se olvida a las 48 horas y se piensa ya en el siguiente compromiso. Lo dijo Olaizola el viernes con su claridad habitual: "Ha sido una semana muy jodida". Ya dicen que la cara es el reflejo del alma. Pues bien, el rostro del técnico vasco durante la semana, durante los distintos entrenamientos, es el del desánimo, el de una persona con la moral por los suelos, el del que empieza a no saber qué hacer para arreglar este desaguisado. Pese a que Olaizola diga todo lo contrario.

El duelo de esta mañana es clave. Una prueba de fuego ante un rival que afronta el partido de forma muy diferente al Mallorca. Con la moral por las nubes tras su victoria en Almería el pasado fin de semana y con la convicción de que han encontrado el camino desde que Francisco Rodríguez se hiciera cargo del equipo. El Mallorca se ha de olvidar definitivamente del Tenerife y pensar que todavía todo está en sus manos y que, una victoria hoy, le rearmará en la clasificación y, sobre todo, desde el punto de vista anímico.

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