El portugués, al que Javier Olaizola ve cualidades que casi nadie más ve, volvió a ser irrelevante durante los noventa minutos. Con el agravante de que esta vez perdió un balón absurdo que acabó con el 1-2 de un Tenerife que acabó liquidando al Real Mallorca en una segunda parte infame.

El luso no apareció ni siquiera en un primer acto más que aseado del conjunto bermellón. Fue otro partido mediocre de extremo mallorquinista, que sin embargo no le penaliza en el reparto de titularidades y suplencias. Eso sí, se recordará su frase de la previa: "Viene el Tenerife, no el Barça"