Diario de Mallorca

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LaLiga 1|2|3

Jugamos como nunca y perdimos como siempre

El Girona ensayó toda la semana los saques de esquina y las faltas porque Machín sabía que "el Mallorca sufre mucho en estas jugadas"

Los jugadores del Mallorca se dirigen al centro del campo tras encajar el gol de Juanpe a tres minutos del final. LFP

El partido estaba a punto de acabar. Se vivía el tiempo añadido y, por supuesto, el Mallorca ya perdía 1-0, tras nuevos fallos de concentración, atención y, tal vez, quién sabe, estrategia. De nuevo, una jugada a balón parado, en el minuto 88 de juego, un saque de esquina perfectamente centrado por Granell e impecablemente rematado por Juanpe, había premiado (en exceso) al Girona y castigado (en exceso) al Mallorca, que debía de haberse ido al descanso (puede que no se lo crean) con un 0-3 en su mochila.

Y, de pronto, insisto, debía estar jugándose el minuto 91, se oyó, no una voz, sino un grito, ensordecedor en nuestro palco de prensa, el nº 2 del estadio de Montilivi. "¡¡¡¡Gooooooooooool!!!! del Girona", cantaba el bueno (y muy joven) Dani Robert, de Onda Cero, para 'Radio Estadio'. Todos los presentes nos miramos perplejos. Miquel Alzamora, de Última Hora Radio (nosotros no tememos a la competencia y la citamos), se asomó tras una columna y me preguntó, con gestos, qué ocurría. Le dije que ni yo mismo lo entendía, pero era evidente que Onda Cero se había tragado (por falta de conexión, por fallo de la línea microfónica, ¡por lo que fuese!), el gol de la victoria catalana y le habían ordenado a Robert que protagonizase la ficción de cantarlo, "cuando pueda, sea en el minuto que sea". Es más, me temo que a Alzamora incluso le recriminaron, desde los estudios de Palma, que no lo hubiese cantado. Y, claro, Miquel, alucinaba.

Y es que el partido del sábado en Montilivi fue alucinante. 'Per llogar-hi cadires', que suelen decir los catalanes cuando quieren mostrar su perplejidad por algo curioso, increíble, inaudito. Porque el Mallorca, que tuvo en los minutos 8 y 40 (Domínguez), 9 y 25 (Lago Júnior) y 65 (Brandon), cinco goles cantados, perdió a Culio (yo le multaría) por doble amarilla en el 84 y encajó, de nuevo, otro gol, a balón parado, en el 88. Y, sí, no mereció perder, ni mucho menos, pero sucumbió en una noche que podía haberle sido de perlas, pues los que pelean (y pelearán) con él por eludir el descenso habían perdido.

Javier Olaizola, que tiene un puntito de Sergio Ramos (¿verdad?), en cuanto a pose (no logré averiguar qué medalla, tatuaje o talismán lleva en su muñeca izquierda, a la que se pasa el partido dando besos), asegura que, jugando así, van a salir pronto de la zona peligrosa. Estuvo a punto de decir que prefería jugar así y perder, que jugar mal y ganar. Pero, no, dada la situación peligrosa de su equipo, acabó reconociendo que, en efecto, al final acabará rezando para jugar peor (la primera parte del Mallorca fue excelente) y ganar. "Una cosa está clara: cuando perdonas, sueles perder. Otra cosa es más clara aún: el gol es la salsa del fútbol y lo que te hace ganar. Y el gol está carísimo en el fútbol, es lo que más se paga".

Lo cierto es que, tal y como reconoció el héroe de la ciudad, de todo Girona, el soriano Pablo Machín, técnico de los locales y el mister que, por tercer año consecutivo, intenta (esta vez, de forma directa) conseguir el ascenso con su equipo, "si el Mallorca juega así todos los partidos (cosa que no ocurre, añado yo), muy pronto saldrá de los puestos de peligro y se establecerá en el centro de la tabla". Machín reconoció un tiempo para cada equipo, dijo que el terreno de juego está horrible "y nos perjudica más que a nadie" y confesó que posee "auténticos gladiadores y unos jugadores que dan la vida por el club".

Pero Machín dijo algo muy importante y yo, que asistí (estaba haciendo un reportaje del Girona) a los dos últimos entrenamientos de los catalanes antes de recibir al Mallorca, soy testigo de que fue así: el técnico y sus hombres entrenaron, y mucho, los saques de esquina y las faltas sobre el área al final de cada uno de esos entrenamientos. ¿Por qué?, "porque sabíamos, habíamos visto muchos vídeos del Mallorca, que sufren mucho, mucho, en esas jugadas y, como pensábamos que iba a ser un partido muy cerrado, nada que ver con la posición de los dos equipos en la tabla, muy táctico y estratégico, creímos que el gol podía llegar en una de las acciones a balón parado". Visto, meditado, entrenado y resuelto. Así fue: minuto 88, saque de esquina lanzado por Granell y testarazo, más perfecto aún, de Juanpe.

Propiedad de un grupo francés

Propiedad de un grupo francés

Y es que este Girona, tal vez la antítesis, la otra cara de un deslavazado Mallorca, todo se piensa, todo se medita y todo se entrena. Propiedad de un grupo francés (TV Sports Event), especializado en eventos deportivos, el Girona encontró la solución a sus problemas a través de la ayuda de Pere Guardiola, hermano del gran Pep. Machín le ha dado sentido a todo y los jugadores se sienten en la gloria y, sobre todo, un grupo unido hasta el ascenso.

Los hay, como el centrocampista de casa, Aday Benítez, que cree que todo comenzó cuando se olvidaron de los móviles. Sí, sí, tal cual. "Fue vital el día que decidimos que, nada más entrar en el vestuario, cogeríamos el móvil y lo dejaríamos en una caja de cartón. Y de ahí no se mueve hasta que no nos vamos. Esa intimidad que ganamos sin móvil, aparato del que la gente no se desprendía ni en la camilla de masaje, ha sido clave, importantísima, para la cohesión de la plantilla, para el que el vestuario aumentase su feeling".

Porque Aday, como el resto de compañeros, cree más en la calidad de las personas que forman este grupo humano que lleva tres años intentando subir a Primera tras oler, palmar, tocar, el descenso, en marzo de 2014, cuando llegó Machín y los elevó a las alturas, que en sus cualidades futbolísticas o portentos físicos. "Creer es poder. Cuando las piernas te fallan, que suele ser muy a menudo, tú sobrevives, empujas, peleas con la ayuda de los demás, con el valor que se te supone, con la química que has trabajado con los tuyos. Tú llegas al minuto 80 y crees que estás muerto, pero no es así, aún corres y peleas, y llegas a la pelota ¿por qué?, porque el mister y tus compañeros te han enseñado a creer". Aday le da todo el mérito a Machín, que hace creer a los suyos que tienen una velocidad más que el rival.

Machín, que en la misma noche del sábado reconoció ("¿lo digo?, no, no lo digo, ¡va, sí, lo digo!" que "cuando Montilivi anima como hoy, se me pone dura"), es de los que piensa que la vida es muy injusta con los segundos. "Nadie sabe lo que cuesta ser segundo. La final del Open de Australia la ganó Roger Federer pero ¿qué torneo hizo Rafa Nadal? extraordinario. Las finales se deciden por detalles. Y no hablo, no, o sí, ¡qué caray!, del maldito gol de Lugo en el 92". No hay nadie en todo Girona más orgulloso que Machín de sus chicos, a los que sigue, vigila, anima, fuera y dentro del campo. "No somos la mejor plantilla de Segunda, seguro, tampoco tenemos los mejores futbolistas, pero somos el segundo mejor equipo de la división y lo llevamos siendo muchas jornadas, porque nos esforzamos al máximo y todos ponemos lo mejor que tenemos, que no siempre es fútbol, sino cariño, atención, complicidad, mimo".

Así fue la última noche del Mallorca, ilusionante en el arranque y frustrante, de nuevo, en el final. Cuentan que Olaizola entró en el vestuario de sus chicos y les ovacionó, junto a Julián Robles, su segundo, "porque no había más remedio que reconocerles que lo habían hecho todo para ganar". Bueno, todo, todo, no. Volvieron a fallar a balón parado, que es donde Pablo Machín y los suyos sabían que les podían ganar. Y así lo entrenaron. Y les salió. Y el fútbol volvió a ser el deporte más injusto que existe. En baloncesto, ese mismo partido hubiese resultado 76-88 para el Mallorca; en balonmano, 23-32; en waterpolo, 8-11; en tenis, 3-6, 4-6, 4-6 y, en fútbol, 1-0 en el minuto 88.

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