-Después de estar en la primera línea del fútbol mundial, ¿Qué está haciendo ahora?

-Me estoy formando en la conducción de grupos, el liderazgo y el tratar de guiar, junto a un entrenador, a que los deportistas puedan sacar todo su potencial, que se expriman y así mejorar su rendimiento.

-Usted tiene mucha práctica en la elite. ¿Sentía que le faltaba la teoría?

-Siempre me apasionó en todos los clubes que estuve, tanto en España, Argentina o Italia, ver cómo se modificaba el rendimiento de los jugadores y de los equipos.

-La conferencia se llama 'Liderar e inspirar, el arte de seducir voluntades'. ¿Tan difícil es seducir a un profesional para que rinda más?

-Es un tema importante. En la historia ha habido muchos entrenadores que lo han logrado, pero de lo que se trata es que, a través de la palabra, del aspecto mental y emocional, ver de qué manera el jugador puede exprimirse, tanto físicamente como mentalmente a través de la toma de decisiones y del juego, para producir un buen resultado. No podemos dividir el cuerpo y las piernas de la cabeza de la persona. Lo que me apasiona es saber qué tecla tocar para intervenir en el resultado.

-¿Cómo se gestionan los egos de veinticinco futbolistas?

-En grupos tan heterogéneos la responsabilidad es del cuerpo técnico. Tengo que ver cómo puedo intervenir en la actitud, porque justamente eso es lo que marca una diferencia. Los grandes deportistas trabajan sobre su actitud, porque el talento es innato. Basta recordar cómo un Mallorca recién ascendido con nueve jugadores llegó a los penaltis en la final de la Copa, después de una prórroga contra todo un Barcelona, o cómo el Legia de Varsovia casi le quita la imbatibilidad al Real Madrid. Si la gente cree y trabaja, se puede. Si dos jugadores corren y chutan igual, debe haber algo que les diferencie.

-¿Qué ha cambiado en la metodología de la educación física?

-Se ha disminuido el margen de error y el trabajo con el entrenador tiene una preparación más específica, a través de hacer un acento mayor en la fuerza, tanto para prevenir lesiones como para potenciar la condición física. Hay más controles sobre la dieta, el descanso o el uso de los dispositivos GPS. La tecnología nos ayuda, pero el liderazgo viene de dentro de cada persona. Una dieta y un GPS, si la persona no tiene valores superadores, será ineficaz.

"Los grandes campeones, como lo vi en Ronaldo, Vieri o Riquelme, necesitan desafíos constantes"

-¿Cómo recuerda su etapa gloriosa del Mallorca?

-Del 1997 al 1999 son las mejores temporadas de mi vida, junto con el club, afición, entrenador, cuerpo técnico y jugadores, que hicieron historia. Se formó un grupo donde coincidían valores de superación, ambición, deseo de ganar y, a partir de ahí, cuando todos sabían lo que deseaban, el cómo surge más fácilmente. Con menos recursos en el Mallorca que cuando me tocó cuatro temporadas en la Liga de Campeones, en el Valencia, en Italia o Boca Juniors, me tocó ser muy feliz.

-La gente se sigue acordando del 'monte Alfano'.

-Lo volvería a poner. De hecho, este verano vi que los jugadores del Real Madrid lo hicieron. Hay cuestiones que son independientes al paso del tiempo y hay aspectos del punto de vista físico que ayuda, no solo a lo físico, sino a la hora de dar un estado de seguridad al deportista. Cuando ve que es capaz de superar algunos desafíos desde el punto de vista humano, se forja un espíritu que hace que llegue con una autoestima muy potente a la competición.

-¿Cuál fue la clave?

-Lo que más me encantaba, más allá de cuánto trabajaban, es que eran personas normales, pero tenían un gran carácter. Todos desarrollaban un gran liderazgo, desde el portero al delantero, dentro de su responsabilidad. Eran grandes líderes.

"Me estoy formando en la conducción de grupos para que los deportistas puedan sacar todo su potencial"

-¿Tiene relación con Héctor Cúper?

-Tengo relación. En el último verano nos cruzamos, pero él está en Egipto y yo estaba en Argentina y era más difícil. Aprendí mucho de él y de Eduardo Basigalup, como cuerpo técnico que éramos.

-Los tres fijaron su residencia en la isla.

-Esa etapa nos marcó a los tres de una forma muy positiva, y a nuestras familias también. Le tenemos mucho afecto y mucho cariño al Mallorca y a Mallorca.

-¿Cree que en el Mallorca actual falta liderazgo?

-Lo ignoro, pero es una categoría muy difícil y muy pareja. Hay que tener una paciencia importante para obtener rendimiento.

-¿Cómo se puede tener paciencia con tantas urgencias de resultados positivos?

-Lo que ayudaría mucho es fijarse algunos objetivos cortos, fáciles de alcanzar, para que le den una autoestima al equipo, y no ir más allá del partido de cada domingo. Y a partir de ahí ir edificando y subiendo cada escalón, para que se refuerce su autoestima.

-Olaizola debe saberlo.

-Seguro que sí. Le conozco bien, era un gran capitán, un gran referente y era un líder muy comprometido con el Mallorca.

-Usted dirigió a Ronaldo Nazario en el Inter de Milán.

-Fue apasionante. Los grandes campeones necesitan desafíos constantes, donde ellos puedan verse capacitados para superarse. Él demandaba, como también lo vi en Riquelme o Vieri, entrenamientos atractivos en los que el jugador encontrara un sentido a cada entrenamiento y que pensara para qué lo estaba haciendo. Los grandes campeones, como también Nadal, tienen un rendimiento potenciado porque tiene un gran control de la inteligencia emocional.