La nefasta temporada que está cuajando el Mallorcaha elevado ya desde hace demasiadas semanas, con poco acierto, las obligaciones de ganar cada semana. Pero el partido de hoy, frente a un rival directo como el Rayo Vallecano y en el Iberostar Estadio, deja sin ninguna excusa a los bermellones. La victoria no significaría ninguna fiesta, pero al menos serviría para no descolgarse. Incluso podrían salir de los puestos de descenso, dependiendo de lo que hagan el Córdoba y el UCAM Murcia, pero más allá de eso lo que hay que mirar es que los tres puntos se queden en casa.

El técnico Javier Olaizola también necesita una alegría porque sus guarismos -de las buenas sensaciones no se vive-, son malos. Solo ha sumado 6 de 21 puntos en siete partidos, saldados con una victoria, tres empates y tres derrotas. Para el duelo no puede contar con el sancionado Lekic, ni con los lesionados Juan Rodríguez, Vallejo, Oriol, Ansotegi, Vallejo y Juanjo. Además, dejó fuera de la lista a Óscar Díaz y Pleguezuelo por decisión técnica e incluyó a Company, Dalmau y Salomao, que no viajaron a Oviedo en la anterior jornada.

Por delante de Cabrero presumiblemente se ubicarán Campabadal y Saúl en los laterales, y Raíllo y Yuste en el centro de la defensa. Sasa Zdjelar y Juan Domínguez ocuparían el doble pivote, por lo que Culio, que regresará a la titularidad, se colocaría en la zurda, con Moutinho en la derecha. Brandon y Lago Junior, como jugador más adelantado, serán los atacantes.

Por su parte, el Rayo afronta el partido después de frenar la pasada jornada una mala racha de seis duelos consecutivos sin ganar que convirtieron la cita con el Almería en una final. Esos tres puntos logrados frente al conjunto andaluz permitieron al Rayo apaciguar un poco los ánimos.

Los de Baraja esperan mejorar sus números a domicilio, puesto que como visitante solo han sumado cinco puntos, dos más que el Almería, que es el peor equipo lejos de su estadio. La única victoria fuera data del 10 de diciembre en Tarragona contra el Nástic, colista de la categoría. "Tenemos que tener la humildad de reconocer la situación en la que estamos. Ahora todos los partidos son trascendentales y el Mallorca es un rival directo. Tenemos que tratar de ganar para distanciarlo, aunque será un partido muy difícil y muy competido", confesó Baraja. "El Mallorca es un equipo que al final ha aumentado en intensidad y ha cambiado el modelo con el cambio de entrenador. Antes acumulaba más posesión, era dominador del balón y ahora es más rocoso y sale bastante en las jugadas a la contra. Veremos qué posibilidades tienen ellos y qué preparan, porque hay que minimizar sus virtudes", subrayó.