Por mucho que Molango quiera blindar son Bibiloni, hace tiempo que el fútbol se ha convertido en la ley de la selva. El más fuerte es el que se lleva el gato al agua, en este caso el Manchester City como podría haber sido cualquier otro ante un Mallorca en horas bajas. El club mallorquinista hace lo que tiene que hacer, formar jugadores e intentar que algún día den el salto al primer equipo. Todo sería más fácil si el club militara en la Primera División porque, con mayores recursos, podría defender mejor sus intereses. Pero ante monstruos como el City de Guardiola, una de las sociedades deportivas más potentes del planeta fútbol, poco hay que hacer.
La FIFA tampoco ayuda a los más modestos, porque es suficiente que al jugador de turno, en este caso Alpha, se le haga un contrato profesional, por supuesto mucho más suculento que el del Mallorca, para que haga las maletas. Por mucho que la entidad rojilla haya cobrado, nunca será suficiente por el rendimiento que podría sacar al jugador si pudiera retenerlo algún tiempo más. Esto está montado así y con ello hay que convivir. El caso Marco Asensio se repite, pero corregido y aumentado.
