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Análisis

Pues a mí el Cádiz no me trae buenos recuerdos

No está el patio ya para tonterías y el Mallorca llega con algunos problemas en defensa y con la imperiosa necesidad de sumar los tres puntos. La racha es buena, sin perder aún en 2017, y ojalá continúe. Lo malo es que viene el Cádiz, ese equipo a los que quienes ya pisábamos el Lluís Sitjar en la década de 1980 nos trae más bien recuerdos amargos. Entonces nos atemorizaban el Mágico González y los hermanos Mejías. Hoy, el miedo lo dan Güiza, Salvi y Ortuño. Por cierto, un equipo que llega a Palma en plena forma. 'On fire' que se dice ahora.

Cuánto daríamos ahora algunos para ver esta tarde con la camisola rojilla a los Riado o Trobiani, tipos que se dejaban la piel. Entonces, las quejas de la afición eran por el juego, ahora lo son por la implicación de los protagonistas. Y dejémoslo ahí para no herir susceptibilidades (y evitar el uso excesivo de mensaje por las redes sociales).

Vayamos al grano pues, que diría algún paisano de Olaizola, y hablemos del partido de hoy: hay que ganar, sí o sí. Es la historia de cada fin de semana desde que Caparrós hablaba en las ruedas de prensa de que "hay que apretar" y de que desgraciadamente se bajara a Segunda con Manzano, el técnico que llevó al equipo a la Copa del Rey de 2003. Otra vez la nostalgia...

Ojalá Brandon y compañía salten a son Moix con ganas de hacerlo bien y nos deleiten con otro partido medianamente serio, como ante el Getafe o Reus. Y sería bonito que se pusieran otra vez por delante en el marcador, pero que en esta ocasión fueran capaces de aguantar el resultado.

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