Jesús Cabrero salvó los muebles de un Real Mallorca con más fisuras en defensa de lo habitual y que durante la última media hora estuvo jugando con fuego. El oscense ya se había convertido en el futbolista más importante de su equipo a los tres minutos, cuando detuvo un penalti a Miramón. Y siguió ganando influencia con el paso del tiempo salvando primero la victoria rojilla y más tarde el empate.
Atienza, Querol y de nuevo Miramón le exigieron al máximo cuando el Reus, herido por el gol de Lekic, estaba volcado en ataque. No pudo con Carbia, pero a cinco minutos del final fue determinante para atar el empate deteniendo un remate de cabeza a bocajarro del ´9´ del Reus. El oscense sigue dando la razón a Olaizola, que le ha elegido en detrimento de Santamaría.