La ausencia de Culio, posiblemente el único jugador con carácter de la plantilla, no es una más. Su baja debe suponer un serio quebradero de cabeza para Olaizola, por mucho que el equipo empezara a fraguar su victoria ante el Mirandés precisamente con su salida del terreno de juego. Un mes y medio sin un jugador tan importante, dentro y fuera del campo, obliga al club a reaccionar y feforzar esta parcela. Juan Domínguez, Juan Rodríguez y Damià son los tres únicos centrocampistas puros del equipo, si exceptuamos a un Vallejo con el que no se cuenta, o eso parece. El valiente planteamiento del técnico vasco puede resultar suicida el próximo domingo en Getafe, ante un equipo que parece disparado en su retorno a Primera. Por lo tanto, habrá que tirar de ingenio.
Como es muy probable que de aquí al día del partido no llegue un centrocampista, Olaizola tiene la opción de dar entrada a Damià o, cosa improbable, adelantar a Yuste a su posición natural de pivote defensivo. Son las opciones más lógicas, pero seguro que el vasco ha pensado en alguna más.
La lesión de Culio no hace más que constatar la cortedad de la plantilla. Y más si Olaizola, como antes Vázquez, no cuenta con jugadores que, a priori, debían ser determinantes, como Óscar Díaz o Salomao. La plantilla necesita refuerzos independientemente de la importante lesión de Culio para afrontar una segunda vuelta de infarto.
