El Real Mallorca se ha adentrado en su mercado de invierno más difícil de los últimos años. La clasificación es una pésima carta de presentación para un equipo que empezará el año en descenso y que ha perdido mucha capacidad de seducción para atraer refuerzos.
Javi Recio deberá echar mano de un enorme poder de convicción para conseguir que nuevos futbolistas acepten unirse a un Mallorca metido en el pozo y sin más aspiración que conquistar una permanencia sin apuros. Se descarta, por tanto, la llegada de jugadores con pretensiones.
Borja Valle acaba de escoger una cesión en el Elche, desoyendo una propuesta del Mallorca y de otros equipos de la categoría. Tampoco la oferta de la entidad balear parece estar en la cabeza de Chuli, que estos días se debate entre jugar en el Tenerife o en el Zaragoza. Fichar a José Naranjo, otro de los delanteros pretendidos por Recio, es casi una utopía estando en medio Levante y Getafe, dos equipos de la parte alta de la tabla que han apostado muy fuerte por el futbolista del Celta.
El Mallorca ha perdido mucho atractivo en este mercado porque no puede ofrecer ni un proyecto deportivo ambicioso, ni dinero. El conjunto bermellón acabó 2015 con los mismos diecinueve puntos que tiene ahora, pero el desembarco del grupo de inversores capitaneado por Robert Sarver significó dinero para pagar cláusulas y fichas. Aquel equipo también tenía muchas urgencias clasificatorias, pero el cambio de propiedad disparó las expectativas.
Un año después las cosas son muy diferentes. El Mallorca tiene poco margen salarial para moverse en el mercado, así que se descarta la llegada de delanteros contrastados del perfil de Alfredo Ortuño o Xisco Jiménez, que llegaron en los mercados invernales de 2015 y 2016 respectivamente y cuyos goles contribuyeron decisivamente a mantener la categoría.
Lo normal es que el próximo mes de enero lleguen jugadores de perfil medio o bajo como Saúl García, lateral zurdo que se une al proyecto bermellón buscando los minutos que no ha tenido en el Girona.
No habrá fichajes de campanillas salvo que se produzcan salidas y se relaje el tope salarial. En este sentido, todas las miradas están puestas en Óscar Díaz y Salomao.
