El Mallorca ha dado muy pocas alegrías a sus aficionados, en casa y fuera. Al equipo de Fernando Vázquez le cuesta un mundo ganar sus partidos. Esta tarde, frente al Valladolid, despide 2016 en su estadio en busca de su novena victoria del año como local para un total de veinte partidos. Esto se traduce en 32 puntos de 60 posibles, ligeramente superior al 50 por ciente e insuficiente para un equipo que aspira a situarse entre los mejores.

La pasada temporada el Mallorca disputó doce partidos en el año que termina, con cinco victorias, cuatro empates y tres derrotas. La primera de ellas, precisamente ante el Valladolid en el primer partido del año en casa (0-1). Bilbao Athletic (2-3), quince días después, y en la penúltima jornada ante el Córdoba (0-1), fueron las otras derrotas locales. La cosechada ante el equipo entrenado entonces por Oltra obligó al Mallorca a jugarse la permanencia en Valladolid, que se salvó in extremis con dos goles de Brandon.

Tras el verano, y con la nueva temporada, las cosas no han mejorado. El equipo suma una derrota ante sus aficionados, en la primera jornada ante el Reus (0-1), cuatro empates y tres victorias, y solo una, el 3-0 ante el Huesca, conseguida de forma holgada. De hecho, de las ocho victorias conseguidas como local en 2016, seis se han logrado por la mínima. La del Huesca y el 3-0 al Leganés la pasada temporada son los únicos marcadores favorables por más de un gol para los intereses mallorquinistas.

El equipo le debe una victoria a su afición en la despedida del año, sobre todo después de dos empates, ante el Zaragoza y Sevilla Atlético. La ocasión parece propicia. El Valladolid, equipo ante el que el Mallorca estrenó y despide el año como local, parece un rival propicio. Con los mismos puntos que los de Vázquez, no parecen encontrarse en su mejor momento. Pero ese no es un dato a tener en cuenta cuando enfrente está el Mallorca.