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Una revolución para seguir igual

Los diez fichajes del verano, más los de enero, solo sirven para que el Mallorca de Vázquez tenga un punto más que el de Ferrer en la misma jornada de la temporada pasada

Minuto de silencio por Cléber Santana y el Chapecoense. rcdmallorca

Las expectativas que despertó entre la afición el desembarco del grupo liderado por Robert Sarver no se han transformado en alegrías porque el Mallorca, casi once meses después, no está mucho mejor en lo deportivo. Más allá de que se hayan aliviado las urgencias económicas que tenía el club, un aspecto fundamental y que hay que tener en cuenta, la renovación en el vestuario no se ha traducido en ilusión al mirar la clasificación, ni mucho menos.

El Mallorca de Claassen, hace justo ahora un año, tenía dieciocho puntos, solo uno menos que los que tiene ahora el del banquero norteamericano. De aquel equipo, que dirigía Albert Ferrer, apenas quedan nueve futbolistas en la plantilla -Cabrero, Company, Oriol, Campabadal, Yuste, Vallejo, Damià, Moutinho y Brandon-, pero los fichajes en el mercado invernal y, sobre todo, los del verano, no han cambiado demasiado el panorama. Pero mejor ir por partes.

La llegada de Maheta Molango, hombre designado por Sarver para llevar las riendas del club, supuso una ruptura con la gestión de Utz Claassen. A las pocas semanas de su llegada apartó del primer equipo al técnico Pepe Gálvez después de que el calvianer no consiguiera enderezar el rumbo que habría emprendido el Mallorca con 'Chapi'. Fernando Vázquez fue su sustituto y, días antes de cerrarse el mercado, aterrizaron en la isla Ortuño, Óscar DíazÓscarDíaz, Colunga, Lago Junior, Pol Roigé y Salomao. Los problemas ofensivos que habían padecido los bermellones obligaron a los nuevos inquilinos a rascarse el bolsillo para contratar a futbolistas de ataque. No obstante, la trayectoria de los baleares siguió siendo irregular y el pánico se adueñó del mallorquinismo, que evitó el descenso en la dramática última jornada en Valladolid.

Todo parecía que la campaña 2016/2017 iba a ser muy diferente a las tres anteriores, en las que el equipo siempre estuvo más cerca de la parte baja que de la media tabla en la clasificación. Molango mantuvo a Vázquez, que se felicitó por disponer de la mayoría de fichajes desde el primer entrenamiento en julio. Eso ya era una enorme diferencia respecto a los cursos pasados.

Santamaría, Raíllo, Ansotegi, Juan Rodríguez, Juan Domínguez, Culio y Alberto López se unían al ilusionante proyecto desde muy pronto. Estos futbolistas, la mayoría contrastados en la categoría, ya participaron en la concentración de pretemporada en Sittard (Holanda), por lo que tuvieron tiempo de sobra para acoplarse al resto del equipo. Antes de empezar la Liga también llegaron Pleguezuelo, Dalmau y Lekic para completar un plantel que el técnico gallego consideraba capacitado para ascender.

Superado el primer tercio de la competición, el discurso de Vázquez es el mismo, pero la realidad es que en esta apretada Segunda los rojillos ni siquiera han asomado la cabeza en la parte alta de la tabla. El de Castrofeito defendía en verano que empezar muy bien el curso era clave para tener opciones de éxito, pero lo cierto es que el Mallorca ha llegado a estar en puestos de descenso. Ha alternado momentos de buen fútbol, incluso mostrándose fiable en defensa, con otros nefastos, pero los resultados han sido malos porque apenas ha ganado cuatro de los dieciséis primeros partidos, con cinco derrotas. Hay margen para reaccionar de sobra, pero el equipo es incapaz de vencer dos partidos seguidos y, aunque los ochos goles de Brandon han rebajado la ansiedad por la falta de puntería, la dinámica no es ganadora. Igual que hace un año, aunque el equipo sea bien distinto.

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