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El jugador

Santamaría, para lo bueno y lo malo

El cancerbero del Mallorca alterna sensacionales intervenciones con errores decisivos desde que regresó de su lesión hace cuatro jornadas

Santamaría detiene el balón ante el Sevilla Atlético. manu mielniezuk

El nombre de Roberto Santamaría está en boca del mallorquinismo desde que regresó al césped tras su lesión hace cuatro jornadas. Para lo bueno y lo malo, porque el portero ha alternado grandes paradas con errores que le han colocado en el blanco de las críticas. Sin ir más lejos, en la segunda parte del encuentro ante el Sevilla Atlético del pasado sábado (2-2), evitó que el adversario marcara más goles con soberbias intervenciones, como la parada a un tiro de falta de Ivi que provocó la ovación del público. Sin embargo, muchas voces apuntan que el navarro, de 31 años, estuvo demasiado lento a la hora de salir a tapar el tiro de Marc Gual en el segundo tanto de los andaluces.

El técnico Fernando Vázquez demostró que confía a ciegas en las cualidades del cancerbero, que se vio obligado a ver los encuentros desde la grada durante cuatro jornadas al sufrir una lesión muscular. Cabrero cumplió e incluso en su último partido, ante el Alcorcón, detuvo un penalti que hubiera frustrado el triunfo del Mallorca (1-0). Pero el técnico gallego explicó que consideraba justo devolverle la titularidad al que la había perdido por un problema físico. De hecho, cuando se vio obligado a visitar la enfermería de Son Bibiloni, Santamaría era el menos goleado de Segunda, con apenas tres tantos encajados -uno de penalti-.

Había disputado los siete primeros encuentros. Esta solvencia atrás no se tradujo en victorias por la falta de puntería del Mallorca, pero su rendimiento no se cuestionó porque realizó buenas actuaciones. Y eso que su fichaje generó ciertas dudas en verano después de haber descendido con la Ponferradina a Segunda B. No obstante, desde que regresó en el encuentro ante el Nàstic de la decimosegunda jornada los focos le han apuntado. Ha encajado seis goles en los últimos cuatro encuentros, aunque curiosamente el Mallorca no ha perdido ninguno de ellos. En Tarragona recibió dos en los que dio la impresión de que podría haber hecho algo más. El primero por una falta lanzada por Muñiz en la que hizo la estatua. Y el segundo Jean Luc le sorprendió con un tiro desde fuera del área en el que el balón se metió por el palo corto y en el que reacciona tarde.

Sin embargo, quizá el tanto que más dolió fue el de Juan Muñoz con un tiro desde 53 metros ante el Zaragoza (2-2). Vázquez se apresuró a exculparle porque le ordena que juegue adelantado, pero un sector de la grada le abucheó al considerar que ese gol, que dio la vuelta al país, era inconcebible. En Córdoba no encajó y realizó alguna buena intervención (0-2), pero cometió una grave error con el duelo empatado en una salida que pudo enmendar Raíllo desde la misma línea, cuando la pelota ya entraba. Quizá hubiera sido otra historia si lo hubiera hecho.

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