La situación de Fernando Vázquez es más precaria que nunca desde que asumió la responsabilidad de sentarse en el banquillo del Real Mallorca el pasado enero. Desprovisto del colchón protector que aportan los buenos resultados, el técnico se ha quedado también sin el apoyo de una parte significativa de la grada. Y la fractura puede ir a más como consecuencia de las palabras poco conciliadoras pronunciadas por el técnico en rueda de prensa.
Son Moix estalló cuando Vázquez dio entrada a Lekic en detrimento de Lago a los 67 minutos del partido que enfrentaba a los bermellones contra el Zaragoza. El marcador reflejaba un 1-1 y un amplio sector de la afición entendió que quien debía abandonar el terreno de juego era Moutinho, muy apagado durante todo el choque. "¡Vázquez vete ya!", gritó la grada, que presenciaba otro partido anodino de un Mallorca que sigue más cerca del descenso que de la promoción.
El 1-2 que ponía temporalmente al Zaragoza por delante encendió todavía más los ánimos del mallorquinismo. El 2-2 los calmó un poco, pero la mayoría de la gente se marchó a su casa con gesto de desaprobación por lo que había visto.
Vázquez tuvo la oportunidad de atemperar los nervios en su comparecencia después del partido, pero acabó echando más gasolina al fuego. "El equipo peleó en un ambiente complicado y difícil. Se merece otro ambiente en el estadio", argumentó el técnico, que en todo momento reivindicó su trabajo y el de sus futbolistas.
Es muy poco habitual que directivos, entrenadores o futbolistas critiquen a su propia afición porque suele tener un coste muy alto a nivel de imagen. Vázquez, sin embargo, ha decidido tomar ese camino.
El técnico gallego iba muy justo de credibilidad desde la pasada temporada, cuando saldó su presencia en el banquillo durante la segunda vuelta con una permanencia agónica. El próximo compromiso liguero del Mallorca es lejos de Son Moix, en el feudo del Córdoba, lo que en las actuales circunstancias podría ser hasta beneficioso para el equipo.
Los resultados desmerecen a un preparador que en su hoja de servicios de este curso solo figuran tres victorias en trece jornadas. Oficialmente Molango le respalda, pero lo cierto es que el técnico lleva muchas jornadas caminando sobre el alambre. Y ahora se ha enfrentado a su propia afición.
