La sensación es que el Mallorca, pese a todo, tiene algo de suerte. En años pasados, ayer se hubiese perdido. Podrían buscarse teorías en cuanto al poco nivel del equipo y hay para tomarse varias cervezas mientras se busca explicación a la presencia de según qué jugadores en el campo. Pero lo cierto es que no hay más. El Zaragoza es un equipo serio de Segunda, con aspiraciones, pero el Mallorca no ofreció mejor fútbol; sí empuje y poco más. La afición ya no pide espectáculo tras varios años sufriendo, pero tampoco está para escuchar a los 'artistas' o al técnico cómo excusan su falta de juego o ambición culpando al entorno. Quejas no tiene porque hay implicación o actitud en el equipo, pero si la grada pita a Vázquez es porque no le gusta ni su mensaje ni los cambios que hace, ni el fútbol por el que apuesta.
Oferta Flash
Suscríbete a Diario de Mallorca durante nueve meses por tan solo 9,99 euros
Análisis