­El Mallorca todavía tienen muchas asignaturas pendientes, aunque quizá la que puede resolver más rápido es la de ganar fuera de casa. El duelo de este domingo -18 horas- en Tarragona se presenta como una oportunidad única para conseguir la primera victoria de la temporada a domicilio.

El triunfo de la pasada jornada ante el Alcorcón (1-0) debe servir de impulso a los bermellones ante un Nàstic que todavía no sabe lo que es ganar en once jornadas y que ocupa el farolillo rojo de la clasificación. Los catalanes solo suman seis puntos, fruto de seis empates, mientras que ha sufrido cinco derrotas. Eso sí, en el Nou Estadi solo ha caído en una ocasión (Valladolid, 1-2), mientras que en los otros cuatro encuentros ha firmado tablas (Lugo, 2-2; Levante, 1-1; Zaragoza, 0-0; Sevilla Atlético, 1-1).

La continuidad de Vicente Moreno al frente del Nàstic está en entredicho tras un inicio de curso tan malo, aunque el presidente de la entidad, Josep Andreu, se apresuró a aclarar que confían en su trabajo. Con aguas tan revueltas en Tarragona, el Mallorca tiene una gran ocasión para sumar tres puntos que le sigan alejando de los puestos de abajo y le acerquen a los de promoción de ascenso.

El problema es que la fiabilidad de los de Vázquez lejos del Iberostar Estadio no es alta, por mucho que haya competido en los cinco encuentros que ha disputado. Y eso que en el primer duelo a domicilio del curso, en Cádiz, dio una buena imagen y pudo arrancar un valioso punto con un tanto de Óscar Díaz. Sin embargo, quizá su mejor actuación como visitante se produjo en la cuarta jornada en Vallecas. Pero el Mallorca perdió con un tanto de Álex Moreno (1-0) en un choque en el que dio una gran imagen, pero que exhibió una falta de pegada que todavía perdura.

En Tenerife jugó mucho peor, pero pudo salvar un punto ante los de Pep Lluís Martí en un partido en el que Brandon dispuso de una gran oportunidad en el descuento (0-0). En Lugo (3-1) y ante el Levante (2-1), curiosamente en dos partidos en los que se adelantó en el marcador, no pudo gestionar su ventaja y acabó claudicando por culpa de errores defensivos que, curiosamente, en Son Moix no se producen.

Una victoria ante el Nàstic alimentaría ilusiones y aportaría oxígeno y, sobre todo, alejaría muchos fantasmas.