Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Liga 1|2|3 / La crónica

De penalti también vale

Una pena máxima transformada por Lago Junior a quince minutos del final da una victoria agónica al Mallorca - Culio falló a los siete minutos desde los once metros y Cabrero detuvo el lanzamiento de David Rodríguez en el 71 en un partido extraño

De penalti también vale

­Tres penaltis necesitaron Mallorca y Alcorcón, los dos equipos con menos gol de la categoría, para marcar uno, el que decidió la justa victoria de los de Fernando Vázquez, que durante muchos minutos estuvo más en el alambre que nunca. El duelo ante el conjunto alfarero demostró una vez más las dificultades de los rojillos de cara al gol. Les cuesta un mundo marcar, y ayer hasta crear ocasiones, por mucho que Campabadal y Oriol, con una diferencia de tres minutos, estrellaran el balón en el palo. Le salva al equipo una acción puntual, ayer el penalti cometido sobre un desconocido, por malo, Brandon. El ex mallorquinista David Navarro picó, y pecó de ingenuo en una clara falta que pudo haberse ahorrado. La pena máxima, la tercera del partido, la transformó Lago a quince minutos del final.

Pero antes de esta jugada decisiva pasaron muchas cosas. La primera, el penalti fallado por Culio a los siete minutos tras un placaje de Iván a Lago. El argentino, un seguro de vida, lanzó mal. Flojo y centrado. Demasiado fácil para Dmitrovic. Le esperaba al Mallorca una matinal dura. Le tocaba picar piedra ante un rival que lo tenía claro: defenderse con lo que fuera e intentar aprovechar alguna de su referente en ataque, Davi Rodríguez.

El equipo de Vázquez quedó tocado por este error. Lo que necesita el Mallorca ahora es tranquilidad y no ponerse palos en las ruedas. El fallo pesó como una losa. El equipo no daba una a derechas. No pasaba nada en el partido, porque el Mallorca no existía y el Alcorcón se dedicaba a que no pasara nada. La afición se dio cuenta y pitó al equipo a poco del final. La salsa la puso Culio, que está para lo bueno y para lo malo. Ayer más para esto último. Con una tarjeta amarilla, que le impedirá estar el domingo en Tarragona, se jugó la expulsión antes del descanso. Jugador de nervio, impulsivo, se encaró con Alejo cuando se dirigía a vestuarios. Suerte que el árbitro no vio que le cogió del cuello porque seguro que le hubiera expulsado.

La segunda parte, sin ser nada del otro mundo, fue otra cosa. Aunque entró mejor el Alcorcón, obligando a Cabrero a lucirse a los tres minutos en un remate de cabeza de David Rodríguez, el Mallorca reaccionó. Le puso una imprescindible marcha más al partido, siempre liderado por un Lago que, pese a sus muchas carencias técnicas, cuando le pone ganas parece insuperable. Como el perejil, estuvo en todas las salsas. Fue objeto del penalti que falló Culio, obligó a Dmitrovic a realizar las mejores paradas y transformó el gol de la victoria con un penalti lanzado como mandan los cánones: esquinado y con potencia. Imposible para cualquier portero.

Merecía la victoria el Mallorca. Pero el fútbol no entiende de méritos sino de goles. Y pudo marcarlo el Alcorcón si David Rodríguez transforma de penalti una clara falta de Juan Domínguez tras un saque de esquina. Cabrero adivinó la intención del delantero e impidió momentáneamente la derrota de su equipo. Espoleado por esta acción, el equipo se fue definitivamente al ataque y obtuvo justo premio cuatro minutos después con el gol de Lago que da al equipo una victoria imprescindible para seguir creyendo. El discurso de Vázquez y b queda vacío sin resultados. Ayer llegó la tercera victoria de la temporada, sufrida, como se presume que serán todas. Porque este equipo no engaña. Lo que se vio ayer es lo que hay. Ganó de penalti. Que también vale.

Compartir el artículo

stats