Una lástima. El Mallorca quedó fuera de la Copa del Rey por dos clamorosos errores en defensa. El UCAM Murcia se llevó el premio gordo haciendo lo mínimo. Marcó dos goles en las tres veces que llegó a la portería de Cabrero. Si a las carencias en defensa se le unen los eternos problemas arriba, paliados parcialmente el pasado domingo con los tres goles de Brandon, tenemos la ecuación completa y la explicación al adiós copero.
Es una lástima porque la Copa del Rey es una oportunidad para los suplentes, para los que disfrutan de menos minutos a lo largo de una temporada de diez meses. Fuera de la Copa, Vázquez debe manejar una plantilla de algo más de veinte jugadores con un único partido por semana. Poca competición para tanto jugador.
El Mallorca mereció mejor suerte. Llegó al área rival mucho más, y unas veces por el acierto de Fernando, guardameta suplente del UCAM, otras por falta de puntería y alguna por la fortuna, que se alió con los murcianos, explican la eliminación de los rojillos.
Como en la primera eliminatoria ante el Reus, Vázquez puso en liza una mezcla de titulares y suplentes. Era la oportunidad para Pol Roigé, Salomao, Pleguezuelo, Lekic o Damià Sabater. El técnico no se cansa de repetir que cuenta con una plantilla muy pareja y que apenas se nota la diferencia. Pese al resultado, los menos habituales le dieron la razón. Sería injusto decir que el Mallorca hizo un partido desastroso. Fue de menos a más. Entró al campo dormido, de ahí el primer gol del UCAM a los cinco minutos en un clamoroso despiste defensivo, y le costó reaccionar, cogerle el pulso al partido. El equipo de Salmerón, como ya demostró en la Liga, es un conjunto incómodo, pegajoso. Y, con sus limitaciones, la toca bien. Juega con sentido. No rifa nunca el balón.
Tras el golpe del gol, el Mallorca no tuvo su primera oportunidad hasta casi la media hora, cuando un remate franco de Lekic fue respondidó con una gran parada por el guardameta murciano. El serbio volvía después de la lesión que le ha mantenido un mes apartado. Estuvo regular. Muestra cosas interesantes, pero le falta una mayor agresividad arriba. Pese a su corpulencia y altura, no es un futbolista patoso. Controla bien y protege mejor el balón. Y por alto, aunque atrapó muchos centros, sus remates siempre llegaron flojos a las manos del portero. Un minuto después de esta acción Cabrero evitó el segundo en una de las tres veces que llegaron los murcianos. Después llegaría la expulsión de Vázquez por protestar.
La segunda parte se animó con el golazo de Salomao a los diez minutos con un golpeo espectacular con la derecha. Parecía que la remontada era posible. Pero otro error de la defensa propició que el UCAM volviera a tomar ventaja. Fue en un balón que le llegó esquinado, al borde del área, a Imaz, el mismo que erró goles cantados en la Liga. Se tomó cumplida revancha con un golazo tras un disparo sin oposicón alguna que se coló en toda la escuadra. Con un cuarto de hora por delante, el Mallorca fue un quiero y no puedo. Era una buena ocasión para seguir. Toca centrarse en la Liga.
