El Real Mallorca necesita conquistar hoy ante el Huesca un triunfo que dé un respiro a un Fernando Vázquez que pasa por sus horas más bajas. Los resultados amenazan con sepultar al técnico gallego, que después de ocho jornadas tiene al equipo en descenso y con solo una victoria en su casillero. La ley de fútbol es implacable y una derrota colocaría al entrenador rojillo al borde del precipicio.

El once mallorquinista presentará varias novedades, algunas obligadas y otras meditadas por Vázquez para buscar un revulsivo. Pleguezuelo o Ansotegi relevarán al lesionado Raíllo. Joan Oriol regresará al lateral zurdo en detrimento de Company, excluido de la convocatoria por decisión técnica. En el centro del campo volverá Juan Rodríguez tras superar sus problemas físicos. Pol Roigé se perfila como titular en una banda -Brandon formaría en la otra- mientras que Óscar Díaz podría recuperar la titularidad en la punta de ataque.

Son varias las fórmulas que ha ensayado el preparador gallego esta semana con el anhelo de armar un equipo ganador y resolutivo ante la portería rival. Los tres goles anotados por el Mallorca estas primeras ocho jornadas suponen un lastre que empieza a minar seriamente la confianza de los bermellones.

Aguarda un Huesca lanzado después de cosechar dos triunfos consecutivos, pero mermado por media docena de bajas. Anquela no podrá contar con el central Carlos David, el lateral izquierdo César Soriano, el medio centro Juan Aguilera, los centrocampistas Juanjo Camacho y David López y el extremo derecho Alexánder González, concentrado con la selección venezolana. Tres de ellos fueron titulares la pasada jornada en la victoria de los oscenses contra el Almería.

Una victoria aflojaría la soga que asfixia a Vázquez y al Mallorca, tan frágil en Son Moix como fuera de la isla. Los rojillos necesitan pasar página a la derrota de la última jornada en Lugo, donde quedó en evidencia su cacareada solvencia defensiva después de encajar tres goles. Y la ausencia de Raíllo, un candado atrás, no es un buen presagio.

El mallorquinismo anda escaso de paciencia y Son Moix podría estallar si el equipo no es capaz de conquistar la segunda victoria de la temporada. La competición está aún en una fase muy inicial, pero al técnico y a los jugadores se les ha acabado el crédito.