Si el partido de Lugo sirvió para algo fue para comprobar, una vez más, que el gran problema del Mallorca es su falta de definición, a lo que se añade ahora su endeblez en defensa, que ya se pudo observar ante el UCAM Murcia. Cuatro veces tiró sobre Cabrero el Lugo y marcó tres goles; cuatro o cinco veces remató el Mallorca sobre Jose Juan y únicamente le batió una vez. Todos los disparos fueron al muñeco, por lo que no se recuerda una sola intervención de mérito del guardameta del conjunto gallego.
Viene esto a cuento por el pretendido cambio de sistema que tiene pensando Fernando Vázquez. Lo que hay que cambiar es de delanteros y contar con auténticos jugadores de área, que la sepan meter. Si hasta el partido del domingo el equipo solo había encajado tres goles, no viene a cuento ahora el cambio del técnico, que provocará que el equipo pierda protagonismo con el balón. Si teniéndolo solo se ha ganado un partido de ocho, y creando ocasiones, cediendo el balón al rival, a priori, se llegará menos al marco contrario. El problema no es de defensa -aunque los tres goles encajados en el Anxo Carro pueda parecer lo contrario- sino de delantera, a la que le falta calidad del primero al último. Un síntoma ya desde la pretemporada y que lamentablemente se ha convertido en realidad.
El equipo debe reaccionar ya porque las jornadas pasan y muchos de los rivales suman de tres en tres. El partido del Huesca no es una final, pero se parece un montón. Vázquez empieza a estar cuestionado, y con razón. Los resultados mandan.