Llega el UCAM Murcia a Palma con la etiqueta de recién ascendido y de debutante en Segunda que no debiera provocar que el Mallorca se confiara lo más mínimo. Los murcianos acaban de endosarle un 4-0 rotundo al Almería y han demostrado que ninguno de los conjuntos que ascendieron es fácil de batir. Basta echar una ojeada a la clasificación y ver como el Reus es segundo; nuestro rival de mañana tiene tres puntos más que el Mallorca; que el Cádiz nos supera en dos, y que solo el Sevilla Atlético, que está por encima de los de Vázquez por mejor golaverage, tiene los mismos puntos que los rojillos.
El equipo murciano es un capricho de un millonario, sin apenas masa social que le dé apoyo -el Murcia de Segunda B es el equipo querido en la ciudad- y que ha logrado escalar hasta la división de plata a base de inversión en jugadores de técnica y de brega, algo que hace falta en esta categoría.
Los cuatro puntos conseguidos en los dos últimos partidos deberían servir para calmar las urgencias y consolidar un estilo de juego que apuesta por ir a por los partidos con la excepción del de Tenerife. El Mallorca tiene argumentos en defensa -es el menos goleado- y solo hace falta que de una vez por todas se resuelva la falta de gol. Si es así, no habrá rival.
