­Duro varapalo el que recibió ayer el Mallorca B en Son Bibiloni ante un Cornellà que supo sacar tajada de las carencias que sigue mostrando el filial rojillo en su zona de retaguardia. El cuadro catalán infligió un severo correctivo a un once que no merecía tan duro castigo en forma de goleada (0 a 3). Pero la Segunda B es así de inmisericorde, no atiende a buenas intenciones y sí a acciones.

De hecho, en un partido que controlaba sin mayores problemas el cuadro de Javier Olaizola, el gol cayó del bando visitante en la segunda aproximación clara del equipo de Jordi Roger. Y en ambas, con un mismo nombre: Marc Caballé. El centrocampista del conjunto visitante ya avisó al minuto 13 con un lanzamiento que se estrelló en el palo. A la siguiente ya no perdonó, colocando el 0 a 1 en el electrónico tras recoger él mismo el rechace de la madera a disparo inicial del propio Caballé desde el punto de penalti. Una acción que vino fruto de un saque de banda pésimamente defendido. De esta manera, el 0-1 castigaba duramente la falta de punch rojillo ya que hasta el gol encajado solo destacar un centro de Juanjo Nieto al área, que fue presa fácil de las manoplas del cancerbero visitante Marcos.

Con el gol encajado, el filial buscó el marco contrario, con un incisivo Sergio Cortés que encontraba metros en donde buscar el desborde al rival. El problema llegaba a la hora de concretar dichas jugadas en forma de gol. Aquí se le hacía de noche al Mallorca B. De hecho, dos disparos desviados del propio Cortés fueron todo el bagaje ofensivo de un Mallorca B romo en ataque. Todo lo contrario que el Cornellà, hiper efectivo en sus acciones sobre el marco rival.

Tras el preceptivo paso por vestuarios, Olaizola movió ficha. Primero entró Ángel Sánchez por Enzo. Posteriormente Stephen por Tià Sastre. De esta forma, el dominio del Mallorca B sobre el Cornellà se intensificó notablemente. Rodado, Ángel Sánchez, Stephen y de nuevo Sergio Cortés probaron la integridad del marco visitante.

Del 1-1 al 0-2

Incluso, en el caso del propio Cortés, la madera repelió lo que podía ser el empate a uno. Estaba claro que ayer no tocaba marcar ya que se pasó del centro chut a la madera de Cortés al 0 a 2 en cuestión de minutos. El espigado Enric Gallego finiquitó un contragolpe perfectamente conducido por su compañero Puerto, ganándole en el cuerpo de forma clara a Raúl para ensanchar más la herida rojilla. Y sin tiempo para que los rojillos cogiesen aire, de nuevo Enric los asfixió con el tercer gol que dejaba el partido visto para sentencia. El espigado atacante visitante robó la pelota en zona de medios a un Antoine muy lejos de su zona de influencia.