Con 36 años es más fácil mirar hacia atrás que hacia adelante como futbolista profesional, algo que deja nostálgico a Dani Güiza, que asegura que el Mallorca es muy especial para él. "Es que el mejor momento de mi carrera lo viví allí", destaca con voz pausada rememorando la campaña 2007/2008, cuando se proclamó 'pichichi' de Primera División con veintisiete goles. "Hice mis mejores números", destaca orgulloso el andaluz, ahora en el Cádiz y que, presumiblemente, empezará el encuentro de hoy en el banquillo. Aquellos tantos le valieron para que Luis Aragonés le incluyera en la lista de la Eurocopa de Austria conquistada por España. "Es un grande y sólo tengo palabras bonitas para él", destaca.

El delantero formó en uno de los mejores onces de la historia del Mallorca, en el que compartió protagonismo con Ibagaza, Arango, Jonás o Miquel Àngel Moyà. Aquel equipo dirigido por Gregorio Manzano se quedó a un solo punto de jugar la Liga Europa. El jerezano sigue siendo a día de hoy el último máximo artillero español de Primera División.

Recaló en el Cádiz la pasada temporada -no sin polémica por su pasado en el Xerez- y sumó una docena de goles. Será largamente recordado en la ciudad el que anotó al Hércules en el 'play-off' y que dio al conjunto 'amarillo' el ascenso a Segunda División.

Güiza dio precisamente sus primeros pasos como profesional en Primera División vestido de bermellón y con Fernando Vázquez como técnico. Fue en la temporada 1999/2000, frente al Espanyol. "Le hice debutar y me sorprendió positivamente su carrera. Nunca pensé que llegaría hasta donde llegó", apuntó el viernes el técnico gallego acerca del jerezano. El cariño es mutuo, tal y como evidencia el futbolista. El delantero le desea al de Castrofeito que a partir de la próxima semana, "después de jugar con nosotros, empiece a ganar partidos". Asimismo, señala que el técnico del conjunto mallorquín "es muy activo" y que es un entrenador que transmite a los jugadores "si tiene una ilusión". La idea es que Güiza, que tantas alegrías le dio a los rojillos, no haga el 'arquero', aquel gesto que maravilló al mallorquinismo cada vez que marcaba un gol. Y fueron muchos.