El Mallorca volvió a perder, pero dio un paso hacia adelante. En el fútbol se trata de ganar partidos, es cierto, pero en el plan diseñado por Fernando Vázquez, en el que el resultado de los amistosos le dan absolutamente igual, estaba planificada una mejoría. Y llegó. Es verdad que la derrota ante el Willem II, un conjunto de la Eredivise -Primera División- que empieza la Liga en seis días, puede alimentar el desánimo, pero es mejor tener paciencia. Porque los rojillos cometieron errores, dos claros en los tantos de los locales, pero en líneas generales estuvieron mucho mejor que en el empate ante el Sint-Truiden belga (0-0) y ante el Roda (3-1). Ayer no se reflejó la enorme diferencia entre las dos partes, con onces completamente diferentes, de las otras ocasiones, aunque el de la segunda mitad estuvo sustancialmente mejor. Y curiosamente la derrota llegó en el minuto sesenta y dos, en una acción esporádica en la que Ansotegi quedó retratado por su lentitud y a Company le faltó contundencia para evitar que Fran Sol batiera por bajo a Cabrero.

No obstante, en encuentros como este es mejor quedarse con las sensaciones. Y en las de la primera parte el Mallorca estuvo previsible en las acciones ofensivas. En defensa solo sufría en jugadas esporádicas ante un adversario con mucha más chispa. Yuste va a más como central, aunque no pudo evitar que Thom Haye le ganara la espalda a la zaga para adelantar al Willem II. Parecía que iba a ser el descalabro del miércoles, pero los baleares aguantaron el tipo, aunque había que hacer algo más. Solo algún fogonazo de Cano, que tiene muy buena pinta, y algún pase de Culio, daban vida. Un cabezazo de Colunga fue la ocasión más clara hasta que llegó, y eso es una buena noticia, un tanto a balón parado. El propio Culio sirvió un gran centro para que Yuste, con toda la intención, batiera al portero Lamprou.

La segunda parte fue otra historia para el Mallorca, con mucha más intención y seriedad en defensa, con un buen Raíllo. Juan Domínguez y Damià elevaron el ritmo y Lago se mostró más activo, con un Brandon omnipresente. Combinó con criterio, incluso Óscar Díaz se quedo solo ante el meta, que despejó su remate, pero los de Vázquez mordían mucho más. Sin embargo, cosas del fútbol, llegó el gol del Willem II. Los isleños lo intentaron más,con tiros de Damià y Salomao, pero el marcador ya no se movió. Ahora eso no importa. O eso dice Vázquez. Lo mejor es que no se equivoque.