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Minuto 91

´Gràcies i Bon Vent´, señor Claassen

Claassen, un presidente desaparecido.

Un hombre es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios. Por ello, horas después de leer la carta de despedida de Utz Claassen como presidente tampoco me arrepiento de haber ensalzado en su día la valentía que tuvo el alemán cuando, después de años de guerras internas entre dos accionistas tan enfrentados como Serra Ferrer y Biel Cerdà y que amenazaban con llevar al Mallorca al desastre, decidió dar un paso al frente y hacerse con la práctica totalidad de las acciones del club. Era una manera de poner orden al caos.

Paz institucional, fracaso deportivo. Pese a todo: el esfuerzo económico, el entusiasmo puesto, las horas de trabajo y otras cosas positivas que pueden quedar en el tintero, no eximen al alemán de verse sometido al juicio de la prensa y de la afición por lo hecho a partir de ese instante. Y es que en el plano deportivo, nada o casi nada ha ido bien y no se ha acabado en tragedia por los pelos. En el balance de las decisiones de este ámbito a Claassen casi nada le ha salido bien. De lo contrario estaríamos hablando de un gran presidente. La mayoría de sus fichajes, porque algunos eran incorporaciones iluminadas por su supuesto saber futbolístico, no del entrenador o del director técnico, han fallado. Wellenreuther ha cumplido, por citar algo bueno, pero ahi están los tres desconocidos brasileños, de los que solo Hugo Gomes merece continuidad por lo hecho en el filial. La nómina de errores de su equipo de confianza sería larga: Acuña, que no ha marcado ni uno de los 25 goles que esperaba de él, Coro, Bianchi, o un largo etcétera.

Su primer error estuvo en el casting de entrenadores, apoyado en la opinión de Miquel Angel Nadal. Ferrer fracasó, como lo hizo Gálvez, aunque en este último caso las oportunidades dadas al mallorquín para que demostrara su valía fueron menores. Y podríamos seguir. Hasta dónde llega la responsabilidad del alemán es un tema que se podría discutir, porque es verdad que los directivos no meten goles, pero de ahí a sentir como un éxito personal que el equipo no haya descendido a Segunda B media un abismo.

Reproches y méritos. Lo que no puede hacer Claassen es sacar pecho y encima hacer reproches a diestra y siniestra después de un balance en el que lo mejor es, asegura él, haber conseguido la entrada en el accionariado del Mallorca de un grupo inversor que ha ingresado en el club 20 millones. Lo que pase después de eso estará en el debe y el haber de Sarver y de sus socios, aunque el alemán sostenga que se mantendrá colaborando con ellos. Claassen se va después de haber desaparecido de la primera línea del club pese a ser el presidente, posiblemente por los celos ante su evidente falta de protagonismo, más allá de que también ha tenido algunos problemas de salud. El alemán ha sido un presidente ausente hasta que se ha hecho ver a través de un comunicado publicitario. Seguro que la afición esperaba algo más de quien ostentaba la presidencia, sobretodo en momentos delicados para el equipo.

Pasar Página. Ayer Maheta Molango, en la inauguración de las nuevas instalaciones para jugadores en Son Bibiloni, dio por cerrada la era Claassen. Suscribo, como dijo él, que es hora de pasar página y dejarse de temas institucionales que poco o nada interesan a la afición. Solo cabe desear al Claassen que se vanagloria de su "premio al empresario internacional más innovador de 2016" -supongo que el haber perdido entre tres y cinco millones en su gestión en el Mallorca no será un mérito- suerte en su nueva singladura, en su inspección fiscal y en la vida en general. Como dicen en buen mallorquín, Gràcies i bon vent.

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