La afición mallorquinista celebró y disfrutó de la conquista de la permanencia, un año más en Segunda A, como si hubiese conquistado un título. Especialmente en Valladolid, con unos 650 aficionados desplazados para contagiar su pasión a un equipo que se ha salvado jugando ayer con el carácter y la tensión que no les ha distinguido en su decepcionante temporada. Por eso no extrañó que terminase siendo despedido por sus propios seguidores al grito de "mercenarios".

En Palma, el Mallorcafé, del Iberostar Estadi de Son Moix, acogió a un millar largo de mallorquinistas concentrados ante las numerosas pantallas habilitadas para la ocasión. Un gran y masivo punto de encuentro, con el color rojo como denominador común. Muchos aficionados conectados a los diferentes carruseles radiofónicos y tanta preocupación como expectación. Tensión que solo diluyó Brandón con sus goles y el tercero de Pereira. Especialmente tras el varapalo de inicio, con el gol del conjunto pucelano.

Un 1-0 que momentáneamente condenó al Mallorca a olvidarse del milagro y contemplar con desesperación que el descenso a Segunda B era su destino.

Sin embargo, el Mallorca de Vázquez reaccionó. Despertó a tiempo de su pesadilla. De perdidos al río asumieron los pupilos de Fernando Vázquez para obrar el milagro y ´remontar´ con los dos tantos consecutivos a cargo de Brandon. Incluso, antes de irse al descanso. Una reacción que resultó balsámica para la afición que al unísono, desde Mallorca y Valladolid, empezó a respirar y creer que se podía. Que el milagro estaba en sus manos, especialmente mientras Almería y Ponferradina eran incapaces de colocar a su favor sus marcadores.

Con el 1-3 a cargo de Pereira los mallorquinistas se convencieron de que el título del Centenario era suyo, aunque el premio resulte solo la permanencia. Una recompensa despreciada hace una semana ante el Córdoba y reconquistada ayer ante un Valladolid que pocas, muy pocas, sensaciones dejó de jugar primado.