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¿Dónde se esconde Claassen?

El club muestra su "indignación y decepción" con el presidente del Mallorca, enemistado desde el primer día con el consejero delegado Molango

Utz Claassen, presidente del Mallorca. Guillem Bosch

­A Utz Claassen se lo ha tragado la tierra. El todavía presidente del Real Mallorca, omnipresente durante su etapa de máximo accionista de la entidad, ha hecho una clara dejación de funciones desde que a principios de año formalizara la venta de su mayoría accionarial al grupo del magnate norteamericano Robert Sarver.

Aquel 4 de enero conoció al que iba a ser el nuevo hombre fuerte del Mallorca, Maheta Molango, un abogado suizo al que le saca casi veinte años y con quien no congenió desde el minuto uno de su primer encuentro. El nuevo consejero delegado se hizo con todo el protagonismo que había gozado Claassen hasta el día anterior, y eso no lo ha digerido bien el alemán. Ya en la rueda de prensa de presentación de la nueva propiedad, el primer lunes del año, no pasó desapercibido a muchos de los que asistieron a la multitudinaria puesta de largo de Sarver y su grupo el ninguneo de Claassen a Molango.

Cuando era Sarver quien respondía a las preguntas de los periodistas, Claassen fijaba su vista en el dueño de los Phoenix Suns; cuando era el turno de Molango, el alemán miraba hacia otro lado, como si no le interesara lo que decía su nuevo jefe.

El que fuera máximo accionista y azote de Serra Ferrer hasta hacerse con el control del club, que quienes mantienen una cierta relación con él aseguran que "ha pasado ocho semanas en cama, entre el hospital y su casa", por importantes problemas de salud, se dejó ver por primera vez con Sarver el 3 de enero, en el palco del Martínez Valero de Elche. A la jornada siguiente volvió a viajar, esta vez a Córdoba, donde hizo turismo con el vicepresidente Monti Galmés. Allí coincidió, por primera y última vez, con Molango. Fue su último viaje. Ese fin de semana y los días posteriores llegó a la conclusión de que sus días de gloria en el Mallorca, si es que alguna vez los ha habido, habían llegado a su fin.

Al día siguiente montó en cólera porque, según él, no se le había informado de que el club presentaba -Molango, por supuesto- a Colunga y Pol Roigé. "¿Cómo no sé que presentan a estos jugadores?", reclamó a personal del club. Pero, periodistas que coincidieron con él en el hotel Tryp Córdoba el día antes de la presentación, aseguran que era conocedor del acto que se iba a celebrar al día siguiente.

Desde aquel fin de semana de primeros de enero, Claassen solo se ha dejado ver tres veces: en la presentación del himno del Centenario, el 25 de febrero; tres días después, en la gala de conmemoración de los cien años del club, celebrada en el Principal, donde entregó una placa al nieto del fundador del club Vázquez Humasqué; y el 5 de marzo en el partido ante el Oviedo.

Hace aproximadamente un mes sí se le pudo ver en un acto celebrado en su país en el que recogió el premio al ´Empresario innovador en Alemania´. Llegó procedente de Dubai con un moreno en su piel que se hizo viral en las redes sociales.

Empleados del Mallorca que han tenido relación con Claassen y que prefieren mantenerse en el anonimato muestran su "indignación y decepción" por un personaje que "parecía que iba a comerse el mundo".

Claassen está de vuelta, y más desde que en abril solo se quedara con el cinco por ciento de sus acciones, como adelantó este diario. Desde que Molango tomó las riendas del club lo ha puesto todo en duda, "el fichaje de Vázquez y los refuerzos de invierno", apuntan desde el club, desde donde se asegura que se le envían por correo electrónico todos los actos relacionados con la entidad. "Contesta Annette, su mujer", explican.

El presidente, que dejará de serlo a final de temporada -Monti Galmés, que se ha distanciado del alemán, está bien colocado porque "no molesta, intenta ayudar y está por todo", apuntan en el club-, no acudió al último partido del curso en Son Moix, ante el Córdoba, en el que estaba Andy Kohlberg; tampoco al consejo de administración de la semana pasada, avisando una hora antes del inicio de que no iba a asistir; ni a la puesta de largo del documental de IB3 ´100 anys en vermell i negre´. Claassen se esconde.

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