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El final de la Liga

Una semana para recuperar la categoría

El Mallorca afronta su mayor situación de emergencia de los últimos treinta años con la obligación de rescatar la dignidad - La indignación por una temporada para olvidar tendrá que esperar, aunque ni siquiera la salvación ahorrará las críticas

Pol Roigé corre con la mirada puesta en el balón, el domingo.

Tras la indiscutible derrota ante el Córdoba de Oltra, el Mallorca inició ayer su particular semana de flagelación. La entidad mallorquinista, en plena conmemoración de su Centenario, afronta estos días su mayor situación de emergencia de las últimas tres décadas. Con una obligación, al margen de sumar los tres puntos el sábado en Valladolid: recuperar la dignidad perdida tras una temporada nefasta, para olvidar, donde se ha errado en todos los escalafones del club.

La indignación, que quedó patente al término del partido en unos aficionados hartos de tantas malas noticias, tendrá que esperar. Pero ni siquiera conservar la categoría, que ahora mismo suena a utopía, evitará que arrecien las críticas por un ejercicio sin parangón. Empieza una semana de prórroga para unos jugadores y cuerpo técnico a los que hay que agarrarse como un clavo ardiendo. No queda otra. El club y su afición, cada vez más escasa, está en manos de unos profesionales que han llevado a la sociedad a una situación límite. La plantilla ha de ser consciente de lo que se juega. Suena a tópico, pero no lo es. Porque nadie hubiera dicho que el equipo se jugaba la vida en la primera parte ante el Córdoba. O será que se sentían inferiores al rival, como dejó caer Vázquez minutos después de la derrota que deja al equipo a pies de los caballos y a expensas de la Ponferradina y el Almería. "El partido de Valladolid no tiene nada que ver con los jugados antes. Es una final y se ha de ganar", dijo el técnico de Castrofeito, un personaje que parece cada vez más superado por los acontecimientos.

Valladolid, punto y aparte

Valladolid supone un punto y aparte. La victoria ahora mismo parece inalcanzable, pero es verdad que un empate puede bastar si la Ponferradina, que recibe a un Girona que se juega el play off de ascenso, o el Almería, que visita al Córdoba, pierden. Para ganar en el Nuevo José Zorrilla, que es en lo único en que deben pensar los jugadores del Mallorca, el equipo deberá ofrecer mucho más de lo que se ha visto toda la temporada, y ante el Córdoba. Resulta inconcebible que en un partido en el que debes sumar los tres puntos sí o sí, solo tires una vez entre los tres palos. Así todo se hace mucho más complicado. Dejar tu casillero a cero en una cita de esta trascendencia da la impresión de que se quiere bajar. Por eso, esta vez en Valladolid, es obligado marcar para aproximarse al sueño de la permanencia.

Los 36 goles transformados convierten al equipo rojillo en el segundo menos goleador de la categoría, solo por encima del descendido y colista Bilbao Athletic. Por ahí hay que buscar una de las principales causas de que el Mallorca se encuentre en esta agónica situación. No solo no marcan, sino que crean muy pocas ocasiones, haciendo muy fácil la vida a sus rivales. También su pobre bagaje a domicilio, con solo dos victorias y once puntos de 60 posibles. Unos números obligados a mejorar el sábado para evitar la caída a los infiernos.

El Mallorca no ha hecho precisamente amigos en el camino. Dos de los rivales que se cruzan en su trayectoria en la última jornada, Córdoba y Valladolid, no tienen precisamente buenos recuerdos de los rojillos. Los andaluces, que necesitan al menos un empate en su estadio ante el Almería, abandonaron el terreno de juego en medio de una tangana por el incidente protagonizado por Andone, autor del gol que costó la derrota al Mallorca. En el túnel hubo algo más que palabras, y no solo entre los jugadores, sino entre personas que en estos momentos deberían mostrar temple.

El club castellano tampoco tiene motivos para hacer favores al Mallorca. En el partido de la primera vuelta, disputado el 17 de enero en son Moix, el presidente del Valladolid Carlos Suárez abandonó el palco en el minuto 75 por los continuos gestos y aspavientos de Molango, que recibió su castigo a un minuto del final cuando Villar marcó el gol de la victoria pucelana. El Valladolid no se juega nada el domingo. Sus jugadores seguramente estarán pensando más en las vacaciones, pero hará bien el Mallorca en no esperar ninguna ayuda. Todo se lo juegan a una carta. Noventa minutos para recuperar la categoría en los que habrá que tener un ojo puesto en otros campos.

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