Inmisericorde. Así se mostró el Real Madrid de Santiago Solari. Desde el segundo inicial de partido, marcando un fuerte ritmo y superando en todo momento a su rival, un Mallorca que antes de asentarse sobre la cancha ya sabía que estaba eliminado. Una acción de Óscar, al saque de una falta, posibilitó que Rivero -autor de cuatro goles-fusilase por primera vez a Pocoví. El golpe no lo supo digerir el cuadro de Santi Miralles, que encajó el segundo y el tercero mientras intentaba reaccionar.

Tirando de orgullo, buscó el Mallorca revertir la situación. Pero ya era imposible y los minutos se hicieron eternos y dolorosos hasta el pitido final.