Diario de Mallorca

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Minuto 91

Que acabe ya

Fernando Vázquez respira.

Cuatro jornadas para el final, veinte días de competición. Un suplicio, un tormento insufrible por la pobreza del espectáculo y por los nervios por el temor a un descenso al pozo de la Segunda B que sigue siendo tan real como antes de la victoria ante el Tenerife. Tras la jornada de ayer, y aunque pueda parecer lo contrario, resulta problemático aventurar si la victoria del Huesca sobre el Almería es beneficiosa para el Mallorca. A priori parece que sí, pero hay motivos para dudar. Siendo verdad que el equipo andaluz tiene dos partidos complicados -recibe al Oviedo y visita a la Llagostera-, los dos últimos son relativamente asequibles ante un Mirandés que ya no se juega nada y visita a un Córdoba que puede haberse quedado sin opciones. Por su parte, el Huesca, que toma ventaja en el pelotón de los torpes con 45 puntos, tiene un calendario de aúpa, con visitas al Leganés y Osasuna y en El Alcoraz recibe al Zaragoza y se despide con el Lugo. Hay quienes defienden que, si hubiera perdido ayer, con 42 puntos, difícilmente hubiera sobrepasado los 45 con los rivales de tronío a los que se debe enfrentar.

Liberados. La forma cómo se celebró el gol de Ortuño refleja la tensión que se vive en el vestuario del Mallorca. El miedo a perder la categoría es más evidente que nunca. A los jugadores les pesan las piernas. Su mayor enemigo son ellos mismos, la ansiedad con la que entran al campo. Quedan cuatro partidos y deben dar el do de pecho. Afrontan el sábado una visita muy complicada, como lo es a Girona, por lo que el partido del martes 24 ante el Elche puede volver a afrontarse con el dramatismo del pasado sábado. Hay que estar preparados. Lo importante ahora es la salvación. Pero, pase lo que pase, llegará el día en que se deberá hacer balance de una temporada nefasta y pésimamente planificada, cuando desde el club poco menos que se vendió que con la calidad de los fichajes no quedaba más remedio que aspirar a subir a Primera. Cuentos chinos. La plantilla es de una mediocridad que espanta y, con permanencia o sin ella, la renovación es obligada.

Un apoyo nada oportuno el de Joan Oriol a la Llagostera en la que juega su hermano Edu. El lateral catalán tiene todo el derecho del mundo a hacer lo que le plazca en su día libre, como por ejemplo plantarse en Palamós para ver y apoyar a su gemelo. Pero hay que ser muy iluso o imprudente, por ser suaves, para exhibirse en las redes sociales y mostrar el respaldo a un equipo que es un rival del Mallorca por la permanencia. Hay futbolistas que toda la inteligencia la poseen los pies.

Sombrerazo al Betis. El conjunto andaluz demostró que se viste por los pies. No se jugaba nada ante el Getafe, que debía ganar en el Villamarín para lograr la permanencia. Pero los hombres de Merino afrontaron el partido como uno más y se llevaron la victoria. Así da gusto.

La imprudencia de Tebas. El presidente de la Liga Profesional, que parece que se cree que está por encima del bien y del mal, metió la pata hasta el fondo al levantar públicas sospechas de que el Rayo había amañado su derrota en Anoeta en un partido en el que, por otra parte, le iba la vida. Acusaciones de este tipo, o lanzar la piedra y esconder la mano, como hizo en su día la exministra Bachelot con Nadal, no son de recibo. Y haría bien la plantilla del Rayo, ya en Segunda, en presentar una querella contra un personaje que se retrata cada vez que habla. Si hay pruebas de algo raro, que se expongan; de lo contrario lo mejor es callar para no hacer el ridículo.

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