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La crónica

Ortuño devuelve la fe en la permanencia

Un gol del murciano a diez minutos del final tumba al Tenerife y permite al Mallorca dar un paso de gigante hacia la salvación - Los rojillos tuvieron premio a su mayor insistencia ante un rival que solo compareció cuando fue perdiendo - La grada castigó el mal partido de Pereira con una pitada

Alfredo Ortuño resucitó a un Real Mallorca que se había quedado sin constantes vitales después de su visita a Albacete. La derrota en tierras manchegas dejó al equipo de Fernando Vázquez gravemente herido y metido de lleno en una pelea por la permanencia que solo arrojaba malos presagios. Así que ganar al Tenerife se había convertido en algo más que una necesidad y los rojillos cumplieron. Un gol de Ortuño a diez minutos del final dio al Mallorca una de sus victorias más sufridas y, de paso, media salvación.

Fue un mal partido. El equipo de Vázquez sigue careciendo de identidad, pero a estas alturas ya solo importa el marcador. Los bermellones tuvieron siempre más intención que fútbol, y dejaron pasar demasiados minutos antes de decidirse a ir a por el partido. Sin embargo, esta vez pudieron acabar el encuentro celebrando una victoria que pone fin a una racha de cinco partidos sin ganar.

Lo puso muy fácil el Tenerife. Al equipo de Martí se le presuponía ambición y buen manejo de balón, pero no compareció en el partido hasta que se vio detrás en el marcador. Y cuando quiso reaccionar ya fue demasiado tarde.

El once de Vázquez presentó algunas novedades. Lago y Salomao se desplegaron por las bandas, mientras que Pereira y Ortuño formaron en la punta de ataque. Óscar Díaz fue el damnificado. Más cambios obligados por la necesidad de levantar a un equipo que agonizaba.

El Mallorca fue durante toda la primera mitad un equipo discontinuo. Dominador del balón, pero sin claridad para saber qué hacer con él. Hubo una ocasión clara para cada equipo en estos primeros 45 minutos. Pereira soltó un latigazo que Dani atrapó con algún apuro. Respondió el Tenerife con un remate forzado de Lozano que atrapó Timon.

Todo lo demás fue fogueo. Insistieron más los bermellones, animados por una defensa 'chicharrera' que en muchos momentos fue una verbena, pero de nuevo faltó quien encendiera la luz. Mientras, al Tenerife le valía con sacudirse la pelota de encima y dejar pasar los minutos. Muy poco ofrecieron los futbolistas de Martí pese a que teóricamente necesitaban una victoria que les diera vida en sus aspiraciones de 'play-off'.

Nada cambió en la segunda parte. El Mallorca saltó al terreno de juego con las mismas ganas de dominar, pero tan irresolutivo ante la portería rival como en el primer acto. Y la grada empezó a perder la paciencia. Los aficionados señalaron a Pereira, quien se emborrachó de balón y no ofreció ni una solución en el ataque. El francés es un futbolista sin chicha y Son Moix ya no le pasa ni una.

Los pitos se hicieron más audibles cuando Vázquez le relevó por Brandon. Y le guste o no al técnico, el canterano dio otro aire al equipo, que se hizo más incisivo y menos previsible en ataque.

Con el mallorquín sobre el terreno de juego el Mallorca empezó a mascar el gol. La tuvo Sissoko, cuyo remate dentro del área cogió un efecto extraño y acabó en las manos de Dani. Eran los mejores minutos de los bermellones, de repente más convencido de sus posibilidades, pero faltaba el gol que les liberara de la soga que les asfixiaba.

Lo marcó Ortuño, algo más apagado de lo normal pero esta vez decisivo. Oriol descargó un centro desde la izquierda y el murciano respondió con un excelente remate de cabeza. Vázquez lo celebró con una de sus características carreras por la banda.

El Tenerife, desaparecido en combate hasta el momento, empezó a dar señales de vida y puso en algún aprieto a los rojillos. Omar estuvo a punto de sorprender a Timon con un disparo desde 25 metros con mucha intención. Un libre directo de Javi Lara al filo del final dejó sin respiración a más de uno, pero ahí terminó la resistencia del grupo de Martí.

El Mallorca dio un paso de gigante hacia una permanencia que después de la debacle de Albacete parecía muy improbable. Hay más confianza en el equipo, pero la lucha continúa.

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