Ha llegado el momento de la verdad para el Real Mallorca, que se adentra en las cinco últimas jornadas de Liga con la amenaza de descenso a Segunda B. También se la juega Fernando Vázquez, señalado como uno de los principales responsables de la debacle deportiva que ha conducido al equipo al borde del precipicio después de haber sumado únicamente dos puntos de los últimos quince en disputa. Una derrota significaría con casi toda probabilidad que los bermellones ya no dependerían de sí mismos para la salvación.

Pep Lluís Martí regresa a Son Moix al mando de un Tenerife que apura sus opciones de clasificarse para el 'play-off' de ascenso con ganas de reivindicarse. El club canario hizo una apuesta de riesgo con el mallorquín, que asumió un banquillo profesional sin experiencia previa y solo unos meses después de colgar la botas. El Mallorca no se atrevió a tanto y ahora ha descubierto a un entrenador que puede ser muy aprovechable en el futuro.

Pero el presente exige centrar la atención en un final de curso agónico. El miedo se ha apoderado de una plantilla que en ningún momento ha dado la talla y que ahora se ve obligada a un gran esfuerzo para evitar un dramático descenso a Segunda B.

Vázquez recupera a Timon, Damià y Oriol con respecto al calamitoso enfrentamiento contra el Albacete de la pasada jornada, saldado con una derrota que ha disparado todas las alarmas. El gallego rumía si mantener el 4-4-2, o volver al trivote en el centro del campo aprovechando que ha recuperado a todos sus efectivos. En caso de que optara por el primer dibujo, Yuste podría alinearse en el centro de la zaga. Pese a que no es su posición natural, la realidad es que el murciano es a día de hoy el mejor central de la plantilla.

El técnico gallego vive sus horas más bajas desde que firmó con el Mallorca el pasado enero. La situación le sobrepasa, su equipo no juega a nada y ya no le respaldan los resultados. Una derrota esta tarde podría precipitar su despido pese a que tiene contrato la próxima temporada.

El Tenerife llega a Son Moix muy mermado por la baja de Vitolo, sancionado, y con la seria duda de Suso, lesionado en un entrenamiento. Son los futbolistas más desequilibrantes del conjunto canario, pero el grupo de Martí aspira a explotar la ansiedad del grupo bermellón, muy presionado por su delicada situación clasificatoria y con poca confianza en el futuro inmediato.

El club no ha puesto en marcha ninguna iniciativa para tratar de atraer espectadores al estadio en un partido crucial para la permanencia, ofreciendo una sensación de parálisis institucional. Está por ver cómo reaccionará una afición hastiada y predispuesta a mostrar su enfado con los futbolistas.