A favor: Algo hay que hacer para salir de la atonía, por Ricard Cabot
Aunque el problema es mucho más grave para que se solucione con un simple cambio de entrenador, la situación ha llegado a un límite en donde hay que tomar alguna decisión, por pequeña que sea. Lo que no puede ser es que el equipo se hunda en la miseria a cada jornada que pasa y que nadie mueva un dedo. Que el consejero delegado siga con sus absurdos mensajes de ánimo; que el entrenador, desbordado por la situación, emita un discurso que invita a todo menos al optimismo y que los jugadores repitan la misma cantinela de siempre y que ya muy pocos se creen. Hay que dar un golpe sobre la mesa y cambiar al capitán de un barco que va a la deriva. Gálvez, con quien se tuvo menos paciencia, Olaizola o el que sea. De los jugadores ya habrá tiempo de hablar, pero la mayoría se ha ganado a pulso su salida del club.
En contra: Si quieren cortar cabezas, apunten al vestuario, por Jaume Bauzà
Una pregunta para los que quieren crucificar a Fernando Vázquez: ¿Ha dado algún resultado el interminable desfile de entrenadores por el banquillo del Mallorca desde el descenso? Claro que no, pero aquí de lo que se trata es de cortar cabezas. La del técnico, por supuesto, no vaya a ser que a alguien se le ocurra señalar a los futbolistas o al director deportivo.
Vázquez tiene una cuota importante de responsabilidad en la debacle, pero es una pieza más de un engranaje que no funciona desde hace cuatro temporadas porque en el vestuario ha faltado compromiso y ha sobrado mucha tontería. El gallego ha cambiado onces, sistemas y hasta los entrenamientos porque resulta que sus pupilos se cansaban demasiado. ¿Y quién cambia la mentalidad de unos jugadores devorados por la indolencia?
