Siete finales y un drama que el Mallorca debe evitar a toda costa. Los rojillos son uno de los cuatro equipos que van a disputar su particular campeonato para huir de la última plaza que lleva al abismo de la Segunda B. El Almería, con cuarenta puntos, los isleños y el Huesca, con treinta y nueve, y la Ponferradina, con treinta y ocho y que marca el descenso, se juegan la vida en este tramo final de la Liga Adelante. El colista Bilbao Athletic, Albacete y Llagostera están por detrás de ellos y, salvo una sorprendente reacción, tienen muy complicado reengancharse a este grupo.

El margen de error es inexistente porque cualquier error de estos equipos les puede llevar directamente al fuego. Los de Fernando Vázquez tienen el golaverage a favor con andaluces y bercianos, mientras que con los oscenses está empatado. De ahí que haya que recurrir al balance de goles a favor y en contra, que actualmente sería para los de Anquela (-6) frente a los bermellones (-7), aunque evidentemente puede cambiarse. Por eso lo mejor que le puede pasar al Mallorca es alejar el pánico en el que se encuentra sumido, aunque el calendario no invite precisamente al optimismo. Sin embargo, el de los rivales, sobre todo el de la Ponferradina, tampoco es asequible.

Los bermellones reciben este sábado al Alavés, segundo clasificado y que se juega sus opciones de ascenso directo. Después viajarán a Albacete para medirse a un equipo que puede disputar su última baza para salvarse, o ya virtualmente desahuciado. Este es un duelo que el Mallorca no puede dejar pasar porque después llegarán más curvas, con el Tenerife de Martí luchando por la promoción, visitando a un Girona en forma que piensa en la Primera División y recibiendo, de forma consecutiva, al Elche y Córdoba, que también buscan la elite. La última jornada puede también ser importante para los baleares, que se medirán a un Valladolid que presumiblemente no se jugará nada.

La Ponferradina tiene, en teoría, una cuesta todavía más pronunciada que la del Mallorca. Ya no solo porque tiene un punto menos, sino porque todos sus rivales, a excepción del Albacete, están inmersos en la pugna por el ascenso. Reciben al Zaragoza, Lugo, a los manchegos y Girona, en la última jornada -un dato importante porque los catalanes también necesitarán el triunfo-, mientras que lejos de El Toralín jugarán ante Osasuna, Alavés y Tenerife, tres feudos muy difíciles.

El Huesca, que ha elevado su autoestima al vencer en Oviedo en la anterior jornada (0-1), tiene un panorama algo más plano, aunque con alguna subida importante. Los aragoneses se enfrentarán en El Alcoraz al Llagostera, Almería, Zaragoza y Lugo mientras que sus salidas no son nada fáciles, contra el Mirandés, Leganés y Osasuna. Eso sí, paradójicamente se están mostrando más fiables a domicilio que en su propio feudo. El Almería está en franca progresión desde la llegada de Néstor Gorosito, tal y como demuestra que llegó al banquillo cuando era el colista de Segunda División y en la anterior jornada consiguió salir de los puestos de descenso con un gol en el descuento ante el Bilbao Athletic (3-2). Su calendario tampoco es fácil porque recibe al Nàstic, Oviedo y Mirandés y visita al Numancia, Huesca, Llagostera y Córdoba en una última jornada que puede ser dramática.

El Mallorca, capaz de perder contra los dos últimos de la tabla, como el filial de los vascos y el propio Llagostera, y de ganar al líder Leganés o al Oviedo, está obligado a dar la cara para dejar esta temporada en una horrorosa experiencia que debe salvarse como sea.