Hacía mucho tiempo que Adrián Colunga esperaba un partido como este. Y eso que lo empezó desde el banquillo, pero acabó recibiendo todos los honores. El asturiano marcó dos goles, uno de penalti, y encontró el protagonismo desde que aterrizó en la isla. Llegó en el mercado invernal sin estar en forma por su inactividad como una de las apuestas personales del consejero delegado Maheta Molango. Fernando Vázquez le llegó a dejar fuera de la lista de convocados en numerosas semanas, pero un delantero de su trayectoria estaba llamado a disfrutar de minutos... y aprovecharlos. Su particular fiesta empezó en la segunda parte. Primero se aprovechó de un robo de Ortuño y un gran pase de Sissoko para, en dos toques, batir a Serantes. Y después fue objetivo de un penalti que él mismo transformó. Ya le tocaba.
