Prefiero ganar a jugar bien", suelen manifestar técnicos y futbolistas en vísperas de un partido importante, como el que esta tarde juega el Mallorca ante el sorprendente líder Leganés. Una dicotomía absurda. ¿Y por qué no ganar jugando bien? Así como se plantea, parece que el único camino hacia la victoria es jugando mal, cuando es totalmente al revés. Normalmente se pierde si se juega mal, a no ser que tengas una flor, como la del equipo rojillo en Almería el pasado domingo. De diez partidos iguales, pierde nueve.
Pero, al menos esta temporada, y a la espera de una revolución imprescindible para la próxima campaña, habrá que conformarse con sumar jugando a lo que sea, que es muy poco o nada. Ante la entidad del rival de esta tarde, habrá que hacer algo más que en los Juegos Mediterráneos. A estas alturas de la temporada, y ante la gran igualdad en la zona de abajo, se está demostrando que cada punto es oro. Hay que salir a ganar, por mucho líder que se tenga delante, pero teniendo siempre en cuenta la máxima, real como la vida misma, de que si no se puede lograr la victoria, al menos que no se pierda.
Se prevé un partido complicadísimo para el grupo de Vázquez, un equipo con claras deficiencias no solo para marcar, sino para crear ocasiones de gol. Hándicap que se agrava si se tiene en cuenta que el Leganés es el equipo menos goleado de la categoría, con menos de un gol por partido. Por lo tanto, habrá que estar muy atinado en las que se presumen pocas ocasiones de los locales, y también en defensa ante un rival que ha marcado 17 goles lejos de Butarque. La importancia de los puntos está en Son Moix. El Clásico puede esperar.
