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La crónica

El Mallorca se concede una tregua

El equipo de Vázquez sale del descenso en Huesca gracias a una sensacional primera mitad en la que Sissoko y Oriol encarrilaron el triunfo con sus goles y a una segunda en la que supo resistir con la ayuda de un buen Timon - Los rojillos pierden el golaverage por un gol en el añadido

Tan difícil no era. O al menos ayer no lo pareció tanto. Puede marcar en jugadas a balón parado, puede sorprender al contraataque con talento, puede llegar al balón antes que el adversario y puede ganar con cierta solvencia. El Mallorca venció ayer su particular final ante el Huesca, aunque todavía queden muchas por delante, gracias a una excelente primera mitad, con los tantos de Sissoko y Joan Oriol, y una segunda en la que supo resistir las ofensivas de los locales. El tanto de Manu Sáiz en el descuento escuece porque impide que los rojillos tengan a su favor el golaverage respecto a un rival directo, pero eso es un mal menor respecto a lo que significa este triunfo. Es cierto que el descenso sigue estando cerca -tres puntos-, pero los de Fernando Vázquez necesitaban lavar su imagen del ridículo ante el Llagostera, aunque el técnico se empeñe en decir que no lo fue, y demostrarse a sí mismos que son capaces de hacer bien las cosas.

El gallego apostó por un trivote con el regreso de un Sissoko que estuvo magistral, devolvió la titularidad a un Company fantástico que jamás la tuvo que haber perdido y alineó a un Ortuño que dejó bien claro que debe ser el 'nueve' de este equipo, si Óscar Díaz no lo impide, hasta el final de curso. Y eso que se quedó sin marcar. No hay comparación posible con lo que aporta Acuña.

Hacía tiempo que el Mallorca no se iba al descanso con la satisfacción del deber cumplido. Casi nadie recordaba una primera parte tan plácida. Los rojillos salieron concentrados, con una intensidad muy diferente a la que mostraron en Palamós hace solo cuatro días. Yuste dio el primer aviso con un cabezazo, mientras que los aragoneses asustaron de verdad en una acción que podría haber cambiado el signo del encuentro. Fran Mérida envió un centro a la espalda de la zaga, Timon salió de su área para despejar como pudo de cabeza y el remate de Camacho se fue fuera por poco. Y ya se sabe que el que perdona lo acaba pagando. Y curiosamente los baleares sacaron petróleo a balón parado, un síntoma de que ayer todo iba a ir bien. Damià lanzó un saque de esquina, Yuste peinó la pelota y Sissoko, con un remate acrobático, envió el balón al fondo de la portería. Un enorme premio para el francés, que anotó su tercer tanto de la temporada.

El Mallorca, respecto a otras ocasiones similares, no se fue para atrás. Quería más, también ayudado por un Huesca sustancialmente inferior. Hasta que llegó una sensacional acción que ejemplificó lo que fue ayer el conjunto de Vázquez en el primer acto. Lago Junior despejó un balón en defensa, Damià lo controló, y se lo pasó a Ortuño, que con buen criterio abrió el campo para Joan Oriol, que se acercó a la frontal del área local. El catalán, con valentía, levantó la cabeza y ante la falta de oposición del rival, soltó un sensacional zapatazo que superó la estirada de Whalley. En veintiún eléctricos minutos los baleares habían demostrado más decisión y talento que en muchos partidos juntos.

Los oscenses no solo no reaccionaron, sino que el Mallorca se quedó con las ganas de ampliar el marcador. Ortuño, fantástico, lo intentó con un cabezazo y con dos contras que no pudieron culminar en gol por poco, sobre todo una en la que el remate de Pereira fue defectuoso. Antes del descanso los de Anquela probaron fortuna con un tiro de falta de Luis Fernández, que salió junto a Samu Sáiz, y Nagore, aunque sin puntería.

La reanudación fue otra historia. Los cambios de los aragoneses le dieron otro aire, con mucha más mordiente. La suerte para el Mallorca es que Timon estuvo a un sensacional nivel, como en dos acciones de remate casi consecutivas tras un córner en las que se vio obligado a lucirse. Los locales insistieron con media docena de disparos de media distancia, demasiado lejanos para superar al meta alemán. Menos el del tanto en el descuento, obra de Manu Sáiz, que obligará a los bermellones a evitar estar empatados en la clasificación con el Huesca. Si ante el Mirandés y Almería juega como en la primera parte, la salvación no debería ser un problema.

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