Tras el varapalo de Llagostera, los hombres de Vázquez se han puesto las pilas y ayer ofrecieron uno de los partidos más serios de la temporada. El técnico gallego fue a lo práctico y empleó un sistema que debe ser el que le dé puntos lejos de Son Moix. Reforzó el centro del campo con Sissoko y el equipo realizó una presión asfixiante para el Huesca, sobre todo en la primera parte. Y, al fin, alineó de titular a Ortuño, el mejor delantero de la plantilla de largo. No marcó, pero supo aguantar el balón en los contragolpes y siempre dio sensación de peligro. Estuvo bien el equipo y bien el técnico, que demostró sensatez a raudales. Sabía que se jugaba la vida en Huesca y apostó por lo práctico. Y le salió bien.
Pero no todo fue positivo. El equipo sigue concediendo saques de esquina con una facilidad pasmosa. Hasta doce lanzó el conjunto de Anquela, y no siempre saldrán indemnes como ayer. Y en la segunda parte se cedió demasiado terreno. Ayer no pasaron apuros porque enfrente había un equipo espeso y que pasa por ser el peor local de la categoría, con solo tres victorias. Mejor no pensar lo que podría haber pasado con otro rival delante. Y, lo peor, el postrero gol del Huesca que impide que el Mallorca disponga del golaverage particular. De todas formas, tras tantas decepciones toca saborear esta victoria. Faltan seis.
