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Preferiría no hacerlo

Las culpas de Molango

Algunas de las decisiones que el consejero delegado tomó en el mercado de enero están teniendo una incidencia directa en el naufragio del Mallorca

El ridículo del Mallorca en Palamós -¿cuántos lleva ya desde el descenso?- es la continuación natural de la lamentable imagen que los bermellones ofrecieron contra el Oviedo. Aquel partido se ganó de mala manera: contra diez y con gol en propia puerta del rival. Pero Maheta Molango y un sector de la grada acomodaticio lo vivieron como una fiesta. Incluso Fernando Vázquez, cuyo planteamiento ante el Llagostera fue una verdadera calamidad, advirtió entonces de las flaquezas que había ofrecido el equipo. Molango ha escondido el látigo, pero no puede escapar de su responsabilidad en este naufragio. Mantuvo en el organigrama al director deportivo que firmó este proyecto desastroso y en enero tomó una serie de decisiones muy cuestionables.

Una valoración incendiaria

Por ejemplo, es responsabilidad de Molango que ayer formaran en la delantera del Mallorca Acuña y Colunga, dos ceros a la izquierda. El consejero delegado se empeñó en mantener en el equipo al paraguayo porque le gustó su partido en Ponferrada, sin considerar el deficiente nivel que había ofrecido hasta entonces. Y fichó a Colunga, otro futbolista sin ritmo y en horas bajas para la colección. La valoración que hizo del partido -"el Llagostera no ha hecho nada para ganar"- es una auténtica tomadura de pelo. Pero a día de hoy preocupan más sus acciones que sus palabras.

De momento solo la foto

Las buenas ideas lo son siempre que se lleven a la práctica. Hay que suponer que la ayuda que el Real Mallorca ha brindado a un Collerense quebrado no se va a quedar en una simple declaración de intenciones y en una foto. La reunión que mantuvo Molango con representantes del club palmesano el jueves no arrojó ninguna concreción. Se sabe que el Mallorca no hará ninguna donación económica, y que tiene la intención de explorar otras vías. Habrá que ver en qué acaba la foto, pero el tiempo corre para un Collerense que se juega nada menos que la supervivencia.

Difama que algo queda

No hay acusación más grave para un deportista que la de dopaje. Así que cuando alguien da el paso tiene que hacerlo cargado de pruebas y argumentos irrefutables. Todo lo que contrario de lo que ha hecho la ex ministra francesa de Sanidad y Deportes, Roselyne Bachelot, que ha acusado a Rafel Nadal en base a rumores y, cabe suponer, una manifiesta animadversión contra el mallorquín compartida por una parte de la sociedad francesa. No les resulta fácil asimilar que un extranjero haya conquistado nada menos que nueve Roland Garros en suelo parisino, así que difamar puede resultar un consuelo.

Ningún rastro de duda

El mallorquín ha pasado al ataque poniendo el asunto en manos de sus abogados. Una acusación como esa no es ninguna tontería para un deportista que ingresa mucho dinero de patrocinadores y que por tanto necesita presentar una hoja de servicios intachable. Nadal espera una rectificación pública de Bachelot para que no quede ni un rastro de duda.

En la derrota como en la victoria

Hay mucho que aprender del Palma Futsal, un equipo humilde en la victoria y señor en la derrota. Pocas veces se ha explicado tan honestamente una derrota por 8-0. En plena indigestión por la traumática eliminación de la Copa de España ante el Inter Movistar, técnico y jugadores dieron la cara, hicieron autocrítica y se disculparon sinceramente por una derrota que, aunque estaba en la mayoría de las quinielas, no se preveía tan abultada. Qué diferencia con los futbolistas, tan propensos a escurrir el bulto cuando vienen mal dadas.

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