El talento de Timon Wellenreuther ha quedado claro en muchos partidos de este curso, pero también su irregularidad, justo lo que ahora menos se puede permitir el Mallorca en un momento tan delicado de la temporada. Cabrero, que ya fue de los pocos que se salvó de la pasada temporada, quizá es menos espectacular y atrae menos cámaras, pero tiene muchos más kilómetros recorridos. Y no solo por su experiencia tiene que jugar, sino porque cuando le ha tocado hacerlo no ha sido peor que el internacional alemán. Y con un añadido. El oscense jamás cometería el error del germano cuando se dirigió como un ´loco´ al árbitro para decirle de todo, unos insultos que perjudicaron al equipo. Tiene 19 años, cierto, pero es que el Mallorca no está para juegos de niños.
