Un temporal de lluvia y nieve se cruzó en el camino del Real Mallorca y le impidió disputar el partido que tenía programado en el feudo del Huesca. El terreno de juego de El Alcoraz no pudo resistir la lluvia caída desde la tarde del viernes y la tormenta de nieve que barrió el césped ayer por la mañana. Una combinación explosiva que obligó a aplazar el encuentro a una fecha todavía por determinar.

El árbitro González Fuertes no tuvo ninguna duda. Realizó un primer examen del terreno de juego al mediodía, cuando la nieve caía con más fuerza sobre El Alcoraz. Al filo de las cuatro, dos horas antes de la hora prevista del encuentro, el colegiado asturiano regresó al estadio y tomó la decisión definitiva de suspender el choque.

Se terminaba con una incertidumbre que se había prolongado desde primera hora de la mañana, aunque los que pudieron ver el estado en el que se encontraba el césped tuvieron muy claro que no iba a poder celebrarse un partido de fútbol. "Aquí solo se puede nadar o remar", ilustró un trabajador del club oscense después de ver los efectos de la tormenta.

El sistema de drenaje de El Alcoraz no soportó tal cantidad de lluvia y toda la superficie del campo era una piscina. Del agua emergían extensiones de nieve, más grandes en las dos áreas, después de que la nevada caída por la mañana hubiera cuajado.

El Huesca sugirió jugar hoy a las 12:00 horas. Las previsiones no indicaban lluvias para ese momento, pero el Mallorca declinó el ofrecimiento y decidió seguir adelante con su plan de regresar a la isla esta mañana en un vuelo que despegará desde Barcelona a las 11:50 horas. En la expedición bermellona pesó la gala del Centenario que se celebrará esta noche -hubiera sido difícil que Maheta Molango, futbolistas y cuerpo técnico hubieran podido llegar a tiempo-, y el hecho de que nadie pudiera garantizar que el terreno de juego iba a estar en condiciones a la hora del partido.

Ahora la última palabra la tiene la Liga de Fútbol Profesional (LFP), aunque lo normal es que elija un día que satisfaga a ambos clubes. El Mallorca pedirá que el partido se celebre en una fecha cercana a la visita al Zaragoza, el fin de semana del 9 y 10 de abril, para rentabilizar un desplazamiento que resulta largo e incómodo.

Lo normal es que la decisión no se dilate demasiado en el tiempo. Mallorca y Huesca mantendrán conversaciones en las próximas horas y está previsto que acuerden una fecha esta misma semana, con el beneplácito de la LFP.

Desde un punto de vista estrictamente deportivo, la suspensión del partido benefició al conjunto bermellón. Fernando Vázquez llegó el viernes a Huesca con el gesto torcido por las bajas del equipo en defensa, especialmente la de David Costas. El gallego, el mejor central de la plantilla, estará de baja alrededor de un mes, por lo que previsiblemente se habrá recuperado cuando el Mallorca tenga que volver a la ciudad aragonesa.

Para entonces el preparador bermellón también tendrá disponible a Joan Oriol y, probablemente, a Michael Pereira, que se recupera de una intervención en la mandíbula. La baja de Costas preocupaba tanto a Vázquez que se había planteado variar su sistema para tratar de dar más fortaleza defensiva a su equipo.

El Mallorca se jugaba mucho en su visita a Huesca, un rival directo por la permanencia. Aspiraba a lograr una victoria psicológica que deshiciera el empate a puntos que ambos contendientes tienen en la tabla y que además le permitiera ganar el 'golaverage' particular. El 0-1 registrado en el partido de ida en Son Moix da una ventaja momentánea a los oscenses.

Dos precedentes

Teniendo en cuenta los precedentes más cercanos, pasarán algunas semanas antes de que el conjunto rojillo juegue ante el grupo oscense. Dos partidos fueron suspendidos por el mal tiempo la pasada temporada en Segunda División.

El 1 de febrero se aplazó un Osasuna-Zaragoza a causa de la nieve caída sobre El Sadar. La LFP decidió que el encuentro se celebrara el día 21 del mismo mes. El 7 de febrero también tuvo que suspenderse un Alavés-Osasuna. Los equipos acordaron verse el 18 de marzo.