Fue una alineación que, por repetida, los aficionados de la época se la conocían de memoria: Gost, Doro, Sans, Victoriero, Robles, Parera, Canario, Cano, Domínguez, Puig y Conesa. Fue el once tipo que consiguió de manera brillante el tercer ascenso a Primera en la historia del Real Mallorca, en la temporada 68-69. Pese a que el curso tuvo un final feliz, las cosas no fueron precisamente fáciles para un equipo que no acababa de funcionar lejos del Lluís Sitjar.

La directiva encargó la tarea de conseguir el ascenso a José Luis Sasot. El equipo funcionaba en casa -de hecho solo cedió un punto, ante el Murcia, en toda la temporada-, pero fuera no acababa de carburar. Una única victoria en toda la primera vuelta, ante el Oviedo, le costó el puesto a Sasot, que fue sustituido por el Molowny del Mallorca, el inolvidable Juancho Forneris. Debido a que carecía del título de entrenador, el club le buscó un acompañante para que fuera el que diera la cara, el uruguayo Sergio Rodríguez. Este tándem funcionó a la perfección y el equipo empezó a ganar lejos de Palma. Era el 5 de febrero.

Cambios. Lastrado por las numerosas derrotas a domicilio, el equipo se encontraba lejos de las posiciones de ascenso -subían directamente los tres primeros-. Una de las primeras decisiones de los nuevos inquilinos del banquillo fue sustituir a Heredia por Gost bajo los palos. Este no lo hizo mal, encajando dieciocho goles en otros tantos partidos, y Heredia uno más en la segunda vuelta. También en febrero llegó el paraguayo Cáceres, que contribuyó a que Conesa fuera el pichichi del equipo con 15 goles.El equipo subió a falta de una jornada, junto al Sevilla y Celta, al ganar 1-3 al Indauchu.