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El equipo

Se le va de las manos

La filosofía de Vázquez no cala en un vestuario que jugó medio curso con la exigencia de retener la pelota - El técnico no da con la tecla para resolver los problemas del centro del campo, se equivocó con la preparación física y se le ha abierto un boquete atrás

Se le va de las manos Fernando Vázquez reflexiona durante el partido del pasado sábado contra el Nàstic.

El manual de Fernando Vázquez no cala en el vestuario del Real Mallorca. El técnico gallego ha supuesto un abrupto giro conservador en los planteamientos de los partidos con respecto a la etapa de Pepe Gálvez y a la anterior de Albert Ferrer. Un cambio que, paradójicamente, ha hecho al equipo más vulnerable en defensa. Asimismo, el técnico gallego ha estado francamente desacertado ubicando a futbolistas en posiciones donde no pueden ofrecer su mejor rendimiento.

"Está siendo más complicado de lo que pensaba, aunque sigo soñando con conseguir algo grande", admitió Vázquez al término del partido contra el Nàstic. El preparador bermellón no ocultó su disgusto por el empate, conquistado después de ir perdiendo por 0-2 al descanso tras una vergonzosa primera parte.

Vázquez ha chocado con la realidad de una plantilla a la que no está sacando rendimiento pese a que en enero se reforzó con media docena de futbolistas, la mayoría de ellos contrastados en Segunda División. Cuatro penaltis favorables en los cinco partidos que ha dirigido al Mallorca han apuntalado al preparador gallego, pero el equipo sigue ofreciendo constantes vitales muy débiles. Dos victorias contra el Alcorcón y la Ponferradina dieron aire al Mallorca y despertaron cierto optimismo, pero la derrota contra el colista Bilbao Athletic anticipó el declive que se confirmó contra el Numancia y el Nàstic.

Un cambio muy brusco

Los rojillos llevaban veinte jornadas jugando con la exigencia de ser protagonistas y retener la pelota, hasta que Vázquez dio órdenes de replegarse atrás y explotar los contragolpes. Un cambio brusco que el vestuario no ha asimilado. Con la dificultad añadida que supuso la llegada de seis fichajes de golpe y los consecuentes problemas de adaptación.

El paso atrás dado por el equipo se ha traducido sorprendentemente en una mayor fragilidad defensiva. El conjunto bermellón concede ahora unos espacios que antes no existían, y los rivales encuentran más facilidades para inquietar la portería mallorquinista. El grupo rojillo ha encajado siete goles en los últimos tres partidos, una estadística muy preocupante.

Vázquez parecía tener las cosas más o menos claras cuando se comprometió con el Mallorca, pero ha sorprendido con cambios que han mermado al equipo. Lago Junior protagonizó un brillante estreno con el Mallorca pegado a la banda en Ponferrada, pero el técnico ha insistido en alinearlo como delantero. El sábado tuvo que rendirse a la evidencia y después del descanso desplazó al marfileño a la orilla derecha, donde mejoró notablemente. Ha cometido el mismo error con Brandon, pero al revés. El canterano se mueve mejor entre líneas, pero el gallego ha insistido en pegarle a la cal.

Tampoco ha dado con la tecla para hacer que el centro del campo carbure. Vázquez ha probado con todas las combinaciones posibles, pero el Mallorca sufre lo indecible por la ausencia de un organizador. Y su apuesta por Kasim para suplir las ausencias de Sissoko y Yuste contra el Numancia fue un rotundo fracaso.

Vázquez consideraba que el Mallorca necesitaba otro tipo de preparación física, y durante la semana de preparación para la visita del Bilbao Athletic introdujo algunas sesiones de entrenamiento dobles. Después de la derrota el preparador bermellón tuvo que admitir que había visto a los jugadores demasiado cansados por la mayor exigencia en los entrenamientos.

El técnico dio marcha atrás en su plan de entrenamientos, pero el equipo ha seguido en caída libre y el técnico no se explica las razones. El Mallorca es un mar de dudas y Vázquez necesita dar un golpe de timón. La situación clasificatoria no admite más vacilaciones.

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