Con el cambio de año el canterano bajó sus prestaciones y, pese a que ayer marcó el gol del empate, completó un partido muy deficiente. Falló el primero de los dos penaltis que el árbitro decretó a favor del Mallorca, coronando una pésima actuación personal, y la grada le castigó con sonora pitada. Tuvo la oportunidad de reivindicarse cuando anotó el gol del empate al rematar un balón perdido en el pico del área. Se llevó las manos a los oídos desafiando a los que le habían pitado, e inmediatamente después agarró el escudo de la camiseta.
El inicio de la caída de Brandon coincidió con las tempestuosas negociaciones para renovar su contrato. Sobrevive con más pena que gloria a la llegada de tantos refuerzos en su demarcación, pero al mallorquín se le agota el crédito después de haber sido un puntal durante la primera vuelta.
