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La crónica

El Mallorca de Vázquez también es decadente

Los rojillos vuelven a mostrar su peor cara y sufren una merecida derrota ante un Numancia que sonrojó a su rival - Julio Álvarez materializó un penalti inexistente de Costas y redondeó el marcador con un magistral lanzamiento de falta - El equipo ni siquiera compitió en Los Pajaritos

Mucho dinero después, y con otro entrenador, el Mallorca volvió a ser esperpéntico. Hay motivos para la preocupación de verdad, por muchos partidos que todavía queden por delante. Si con la llegada de Fernando Vázquez y los millonarios fichajes sobre el terreno de juego los rojillos muestran una cara tan patética como la de ayer, la permanencia -ahora ya da risa pensar en otra cosa-, no va a ser tan fácil como pintaba hace dos semanas tras el triunfo en Ponferrada. Los bermellones cayeron en casa ante el colista Bilbao Athletic y ayer fueron aplastados por un Numancia que no ganaba en su casa desde el 8 de noviembre, que ya ha llovido.

El Mallorca no está en descenso, pero juega como si lo mereciera. Es cierto que los dos goles de los sorianos llegaron de un penalti inexistente y de un magistral lanzamiento de falta, ambos tantos de Julio Álvarez, pero la goleada podría haber sido de vergüenza si Cabrero, que volvía a la portería, y la mala puntería de los castellano-leoneses, no lo hubieran evitado. Vázquez apostó por el llamado ´club de los siete´, que son los goles que llevaban cuando aterrizaron en el mercado de invierno -Lago Junior, Óscar Díaz y Ortuño-, pero el resultado no pudo ser más desolador. Han llegado para marcar diferencias, pero en Los Pajaritos no se vio nada de eso.

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Quizá también es que el centro del campo fue un desastre con la pareja inédita en el doble pivote Damià-Kasim, pero hay que recordar que con Yuste y Sissoko perdieron con el último en la anterior jornada. Dice Vázquez que no fue un problema de actitud, pero lo cierto es que lo pareció. Desgraciadamente hay muchos ejemplos para elegir, pero la primera parte del Mallorca fue una de las peores de la temporada. Un desastre difícil de explicar cuando se está jugando tanto. Lo mejor fue el resultado porque el 1-0 se antojaba corto para lo que se vio sobre el césped. El Numancia dispuso de muchas ocasiones, como un remate de Pedraza, otro a bocajarro de Callens o tiros de Vicente y Julio Álvarez, pero el acierto de Cabrero y la falta de puntería de los locales mantenían con vida a los de Vázquez. Curiosamente el tanto llegó de un penalti que solo vio el árbitro porque en ningún caso David Costas comete penalti sobre Álex Alegría. Julio Álvarez no perdonó y todavía dejaba las cosas más difíciles para los rojillos -ayer de blanco-.

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El Mallorca, con las líneas muy separadas, con una alarmante falta de intensidad e impreciso en los pases, apenas dio señales de vida con un cabezazo de Óscar Díaz a pase de Pereira, un remate alto de Ortuño y una buena acción de Kasim que se coló hasta la frontal del área y su chut se marchó fuera. No obstante, tanto el africano como Damià Sabater estuvieron muy desafortunados, con muchos errores en los pases y sin hacer jugar al equipo.

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En la reanudación los baleares seguían empanados. A Vázquez solo se le ocurrió introducir a Salomao en detrimento de un Pereira que se rompió la mandíbula en una acción al final del primer tiempo, pero eso tampoco cambió nada. Lo único que siguió igual era el buen nivel de Cabrero, que respondía con buenas paradas tiros como el de Vicente, que amargó la tarde a Company.

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Maestro Julio Álvarez

De hecho, los sorianos eran los únicos que buscaban el gol. Hasta que encontraron el premio, esta vez de falta directa. Un maestro como Julio Álvarez volvió a demostrar el guante que tiene en la derecha y coló el balón dentro de la portería. Era la sentencia al partido porque daba la impresión que el Mallorca, ni jugando tres días, sería capaz de hacer daño a los numantinos. No es normal que un equipo que va abajo en el marcador apenas intente recortar diferencias con un disparo lejano de Kasim, otro de Company y uno desesperado de Salomao.

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De hecho, es increíble que Callens no metiera el tercero cuando tenía la portería vacía. Pero ya daba igual. El Mallorca demostró que debe espabilar porque episodios tan horribles como el de ayer no se pueden repetir.

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