Un enorme pedazo de la historia del Real Mallorca no se entendería sin la presencia de Llorenç Serra Ferrer (Sa Pobla, 1953), el mejor entrenador mallorquín de la historia y personaje fundamental para entender lo que ha sucedido en el club en los últimos treinta años. En los últimos cuatro, hasta abandonar definitivamente la entidad, ha sido el propietario y máximo accionista de un Mallorca que le ha ocasionado grandes quebraderos de cabeza. Pero, pese a la intensidad y su amargo paso por el club en calidad de directivo, sería injusto no reconocer su trascendencia en la centenaria historia de la sociedad.

Con apenas 33 años se hizo cargo del primer equipo del Mallorca en la temporada 85/86, procedente del filial. Sustituyó a Benito Joanet, que no consiguió sacar rendimiento al equipo. Miquel Contestí, por entonces presidente, se la jugó con el novel entrenador que ya despuntaba en el equipo filial. Con el pobler en el banquillo, en el que ya demostró su fuerte carácter -"con los jugadores no se puede ser blando", era su lema-, el equipo encadenó dieciséis partidos sin perder. Esta racha le permitió llegar a la última jornada en Las Gaunas con el ascenso a Primera en sus manos. Una victoria devolvía al club a la máxima categoría, y el equipo, con un Magdaleno estelar -21 goles marcó aquella temporada- se impuso al Logroñés por 1-2. Como no podía ser de otra manera, continuó en el banquillo a la temporada siguiente, la del play-off, consiguiendo una más que meritoria sexta plaza, la mejor en la historia del club hasta aquel momento.

El primer descenso. En la temporada 87-88 no se pudo dar continuidad a las dos temporadas anteriores y el Mallorca perdió la categoría. Serra Ferrer, con muchos problemas con algunos de los pesos pesados de la plantilla -Chano, Hassan, Alvaro, Higuera...-, dimitió en la jornada 25 y fue sustituido por el francés Lucien Müller, que no consiguió frenar la caída. En la promoción ante el Oviedo se bajó a Segunda, con derrota en el Tartiere (2-1) y empate en el Sitjar (0-0).

Segundo ascenso. En la temporada siguiente Ivan Brizc comenzó la temporada, pero Contestí volvió a recurrir a Serra Ferrer por lo malos resultados. Y llegaron con el pobler en el banquillo hasta meterse en la promoción frente al Espanyol, ante el que se logró el regreso a Primera. Décimo en la temporada siguiente, con el mérito de ser el equipo menos goleado de la categoría, en la 90-91 clasificó al equipo para la final de Copa por primera vez en su historia, perdida en la prórroga ante el Atlético de Madrid, que jugó con el factor campo a favor porque el encuentro se disputó en el Santiago Bernabéu. A este hito le siguió otro descenso a la temporada siguiente y su definitiva salida del club en la penúltima jornada de la temporada 92-93, cuando fue destituido en extrañas circunstancias por el entonces presidente Miquel Dalmau. Su trayectoria en los banquillos continuó en el Betis -donde es considerado un ídolo-, Barcelona y AEK de Atenas.

Dirigente. En julio de 2010, al frente de un grupo en el que formaban parte el exconseller de Turismo Jaume Cladera, el abogado Miquel Coca, Biel Cerdà, Pedro Terrasa y Fernando Martos, en representación de la familia Nadal, se hace con la mayoría accionarial del Mallorca, el comienzo de un cuatrienio que supuso una pesadilla para el que fuera laureado técnico. Se peleó con la familia Nadal a raíz de la destitución de Michael Laudrup, hizo lo propio con Cerdà, con quien acabó en los tribunales, y protagonizó una guerra con Utz Claassen que se solventó con la venta de sus títulos al alemán el pasado año. Pero, por encima de cualquier otra consideración, el paso de Serra Ferrer por el Mallorca en calidad de dirigente será recordado por el descenso a Segunda en 2013 tras dieciséis años consecutivos en la máxima categoría.