Ni Miquel Àngel Nadal antes, ni ahora Maheta Molango. Está claro que a la dirección deportiva del Malorca le cuesta aprobar en agosto y en enero. El conjunto rojillo ha cerrado los dos últimos mercados de traspasasos -por no hablar de los sufridos con Serra Ferrer al mando y hasta con Aouate- con suspenso. Es una asignatura pendiente para un club rojillo que había acostumbrado a su afición con enormes aciertos -en su mayoría, que también hay 'Pindingas' y 'Kurdovs' de los que acordarse- en las etapas en las que Pep Bonet o Nando Pons manejaban el cotarro. Con dinero, hay que reconocerlo, pero tenía mérito que acertaran tantas veces. No es fácil el mercado, desde luego, pero no puedes descompensar el equipo y luego tener que ir a buscar descartes o jugadores sin contrato, que vete a saber cómo están físicamente, para que te complementen la plantilla. Por no hablar del peligro que existe de que los jugadores no acaben de entender o aceptar una decisión que no les deja precisamente en buena situación. Habrá que hilar muy fino y encontrar futbolistas de alto nivel.
