A Cabrero no se le podría presentar una mejor oportunidad para reivindicarse. La sanción de tres partidos que impuso el Comité de Competición a Timon Wellenreuther, por insultar al trío arbitral tras la derrota del pasado domingo ante el Bilbao Athletic (2-3), le abre las puertas de la titularidad ante el Numancia, Nàstic de Tarragona y Huesca. Es un margen más que suficiente para demostrarle al técnico Fernando Vázquez que debe ser el elegido hasta final de curso. De hecho, el preparador gallego no escondió su monumental enfado con el meta alemán por su actitud en el anterior encuentro, asegurando que le había "hecho daño" al club y que "pagaría" por ello.

Está por ver si eso se traduce en una suplencia en lo que queda de temporada, pero lo que es seguro es que Cabrero va a intentar que sea así. Hasta ahora el meta oscense, de 34 años, apenas había jugado tres partidos de Liga, que coincidían con los compromisos internacionales de Timon, y el de Copa del Rey ante el Huesca en el Iberostar Estadio (0-2). En los 270 minutos que disputó en Liga encajó cinco tantos, en las derrotas en San Mamés ante el filial del Athletic (3-1) y El Sadar frente a Osasuna (2-1), mientras que dejó la portería a cero ante el Llagostera (1-0) en la única victoria este curso con el aragonés bajo los palos.

La llegada del joven teutón ha relegado hasta ahora a la suplencia a un cancerbero que fue una de las pocas buenas noticias de la pasada temporada. Sus buenas paradas le dieron muchos puntos a los bermellones en un curso para olvidar, pero del que a nivel personal puede sentirse más que satisfecho. No se adorna, no busca los 'flashes' de las cámaras, pero es efectivo.

Cabrero disputó el pasado curso un total de 3.234 minutos, repartidos en treinta y seis encuentros, encajando la friolera de cuarenta y nueve tantos. La espantosa defensa del Mallorca, que le condenó a muchas derrotas, no ayudó a la autoestima del equipo ni del propio portero. Incluso su entonces técnico, Miquel Soler, le dejó fuera del once titular en los cinco últimos partidos, justo cuando había que sellar la permanencia, en beneficio de Miño. En Los Pajaritos podrá volver a demostrar que está preparado. No le queda otra.